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>En el Pretty Cure
"¿Raza conquistadora?" Deja las palabras en el aire unos momentos y el puño reposando bajo su mentón. "Dentro de esa categoría los llamaría mas bien Razas dañinas, y engloba aquellos que amenazan el equilibrio del Universo de manera muy clara y hostil... En los conflictos más grises que una cuestión de vida o muerte, actuó de mediador para sanar a las partes. Pero a diferencia de los Canceres universales, con ellos nunca aplico una política de total aniquilación. De hecho aborrezco esa clase de medidas extremas. Incluso el corazón de un Dalek puede entender la piedad y percibir la belleza... La extinción es acabar con las posibilidades. Y es gracias a las posibilidades que el cosmos existe y nosotros andamos aquí"

Ladea la mirada hacia la niña y niega con la cabeza cuando le llaman soldado.

"Por eso la etiqueta de soldado nunca me quedó bien. Yo no hago la guerra ni peleo por un bando. Sino como me dicta mi sentido común, estoy para ayudar a quienes lo necesitan"

El doctor asiente cuando Boo etiqueta a los Canceres universales como entidades más allá de las ambiciones o los impulsos lógicos.

"Indiferentemente de la energía que sea, un cáncer es un cáncer, y si no se extirpa se expande, y si se expande se lleva por delante la vida como lo conocemos. Mi principal foco son esa clase de anomalías cuya naturaleza va en contra de la gran mayoría de seres vivos... Algunas se generan en nuestro Universo, o vienen de Universos muertos, o de... Bueno, me estoy extendiendo mucho"

El gesto infantil de la capitana hace que esta se gane una sonrisa por parte del doctor, quien palmea su cabeza.

"Estaba todo muy denso y condensado... Justo lo contrario que pasa ahora, donde todo se aleja del centro"

Quita la mano de la cabeza de Luluco.

"Así es, el tiempo es el impulso que lleva la realidad hacia adelante... La gravedad la mantiene unida... Y el resto de elementos la conforman. Una linea del tiempo es fruto de las posibilidades que recientemente defendí. Imagine un río, señorita Boo. Este por la primera variable del universo se divide en dos. ¿Cual fue esa variable? Mis cercanos siguen sin decidirse. El punto es que a partir de allí se fueron creando más y más variables hasta que se hacen incontables, billones y billones de ríos que fluctúan desde un mismo punto... Y, curiosamente, todas se dirigen al mismo final"

El doctor luce pensativo, como si su consciencia fuese arrancado de esa escena y enviado a un mundo ambientado en el futuro. Parpadea y tiene la expresión de atención reconcentrada en el momento.

"Pero no se preocupen por ello... Seguramente ninguna de ustedes estarán vivas cuando ocurra, lo mismo con sus hijos o nietos. O quizás sí lo estén... No sé... Cuantas probabilidades" Esas últimas palabras las susurró. "¿Hm? No sea tan modesta con sus hallazgos científicos, señorita Boo. El hecho de que exploren este espacio con tanta soltura es prueba de sus considerables avances... Lo que me preocupan es que lucen bastante aislados, pero es lo que tiene estar tan alejados del centro... ¿No han probado mudarse allí? Solo sigan la Autopista Inter-galáctica. No tiene perdida"

Muchas civilizaciones inteligentes como Los Señores del Tiempo, las Draph, o los codiciosos Coonis (Mapaches) se fueron reuniendo en un punto cerca del comienzo del universo hasta formar un anillo de naves/planetas artificiales/estaciones espaciales donde todos interactuan y comercian sin necesidad de viajar a las regiones más lejanas del espacio exterior. Cuando una raza hace contacto con ellos, se aseguran que no sea plenamente hostil y de esa manera la aceptan en su seno de intercambio informático, económico, religioso y social.

Ese punto tan variopinto del universo fue nombrado Heavenly Ring. Hizo más sencillo el trabajo de encontrarse con otros. Por eso yendo hacia allí, el Universo se siente menos solitario.

Luluco pone cara seria cuando se habla de los destructores. También se cansa de la verborrea infinita.

"Siempre disfruto de una buena charla, y la señorita Boo es una compañía esplendida. Me hubiera encantando encontrarme con ella hace milenios... Pero mi yo más joven era todo un sin vergüenza, y no habría dudado en tomar o cortejar a la princesa para que me acompañase en mis largas epopeyas"

El señor del tiempo asiente con una sonrisa, aceptando seguir la conversación en la habitación de la noble.

"Ohoho, bueno, capitana Luluco, si sus leyes están en orden, ¿quien soy yo para impedir que una adorable señorita como usted expanda sus horizontes? No me miré así, que solo soy un hombre viejo en una caja azul. Abra las puertas de las dimensiones y viaje, viaje mucho y crezca sana. Tenga un cambur plátano"

Saca la fruta amarilla de su saco y se la da. Es el alimento favorito del doctor. Pero le aconseja a la niña tener cuidado con la cascara.

Momentos después, Keelai juega con la pequeña Capitana, quien busca con ímpetu recuperar la corona de su subordinada.

El Doctor por otro lado habla con Bort. El hombre de la caja nota que la chica gema es bastante desconfiada hacia los desconocido, y su sentido sobre-protector suele sobreponerse a sus demás impulsos.

"Existen unos... Cuatro. Solo conozco en persona los dos que mencioné. El Ingeniero es infantil y caprichoso... El Capitán, hmmm, es sin duda mucho más terrible... ¿Detenerlos? Se necesita fuerza porque la diplomacia nunca llegará hasta ellos. ¿O podrías convencer a un pez de abandonar el agua por voluntad propia...? Si no sabes que es un pez, puedo mostrarte en caso te interese. Volviendo al tema, las energías restantes..."

Cierra los ojos en reflexión.

"Energía positiva... Energía espiral... Nen... Son las tres que mejor les contrarrestan"

Su mano derecha y su mano izquierda se revisten de las dos primeras que nombra. Una es una luz sagrada que echa luz sobre los buenos sentimientos, el otro es poder concentrado en el punto del espiral que ahora es su puño.

"Una mano que sana y una mano que destruye... Aprendí a manejar dos de las necesarias para repelerlos. Pero un ejercito de un solo hombre resulta insuficiente..."

Las energías se esfuman y el doctor regresa una mano detrás de su espalda, y sumerge otra en su saco para sacar un reloj de bolsillo que revisa.

"Pero mientras más pasa el tiempo, más me hago a la idea que finalizar esta odisea no me incumbe" Murmura para sí mismo.

La sombra de la doncella del tiempo es alargada, y el Doctor al igual que muchos otros antes que él, serán absorbidos para que ella logre aprisionar al parásito venido de la cuarta dimensión.

El doctor cierra el reloj y lo devuelve a su saco.

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