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Anónimo {{'2022-01-03T21:11:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 1583278

>>1583171 (OP)
Negro si quieres un artículo sobre hispachan debes hablar sobre la hebefilia que es nuestra mayor inquietud.

Los seres humanos también tenemos instinto sexual, como los demás animales. El impulso sexual, básicamente dirigido a la procreación, hoy ha sido restringido al mero instinto, separándolo de la necesidad de tener hijos. Ello se ha favorecido por los cambios sociales, que convencieron a la gente de que ya no era necesario buscar la propagación de la especie, y con el descubrimiento de métodos anticonceptivos, el último de los cuales es la llamada «píldora del día después».
Pero pese a todo ello, hay un comportamiento que de cuando en cuando aparece en las noticias, siempre satanizado y revestido de sensacionalismo, y que sin embargo es algo tan antiguo como el mismo ser humano. Me refiero a la HEBEFILIA, una clase de atracción sexual dirigida hacia las ADOLESCENTES, o sea, hacia las chicas entre los 13 y los 17 años, precisamente la edad en que dejan de ser niñas y están a un paso de la adultez. Esta atracción es, debido a factores sociales, algo que incluso ha sido PENALIZADA, pero en sí misma no es mala.
Responde a la necesidad atávica de perpetuar la especie, y se explica porque mientras más joven sea una pareja sexual femenina, habría más descendencia. Más hijos, para que sobrevivan en un mundo prehistórico plagado de mortalidad infantil.
Sin embargo, hoy ese temor ya no existe. ¿Por qué entonces sigue existiendo esa atracción de algunos adultos hacia chiquillas de 14 o 15 años?
Muy simple: porque el ser humano del año 2016 ¡sigue siendo básicamente el mismo cavernícola de hace MILENIOS!
Es el INSTINTO el responsable de esa atracción de los varones adultos hacia las adolescentes (y de las mujeres adultas hacia LOS adolescentes, pero eso será motivo de otro artículo) , algo con lo que nacemos y que no se puede arrancar de nuestro ser, del mismo modo como no se puede arrancar la piel, so pena de sufrir un gravísimo daño corporal.
Naturalmente, cuanto más se aleja una sociedad de las riendas (o alas) del instinto, y se construye sobre los cimientos de la civilización, es entonces cuando el instinto se vuelve algo privado y hasta se convierte en tabú. Pero sigue existiendo.
Casi siempre, cuando en nuestro mundo occidental, formado en base a la represión sexual que tiene raíces político-religiosas, algún adulto siente deseos hacia una núbil belleza de 13 años, inmediatamente se le califica de «pervertido», y, con las leyes impuestas por la sospechosa ONU (a la cual realmente le importan un comino los niños, pero bien que los usa para sus propios fines propagandísticos), hasta se le considera un «criminal».
En el mejor de los casos, se considera que estos sujetos padecen del «complejo de Lolita», en alusión al personaje adulto de la novela «Lolita» de Vladimir Nabokov. El adulto «pervertido» aquí es Humbert Humbert, un hombre de edad media. Lolita, en cambio, apenas llega a los 13 años. La obsesión sexual de ese adulto por la adolescente lleva a una serie de peripecias que dan la forma y el fondo a esa obra literaria.
Pero lo real aquí es que tanto las «Lolitas» como los «Humberts» no tienen nada de extraño ni de monstruoso. Toda chiquilla, desde los 12 años aproximadamente, empieza a desplegar las caracterísiticas sexuales que son características de la mujer: senos, caderas anchas, vello púbico y, sobre todo, la MENSTRUACIÓN, que es algo así como la marca de toda adolescente.
Y los varones de treinta o cuarentaitantos años aún poseen el deseo sexual. Incluso hombres de 50, 60 y hasta 70 años confiesan que aún tienen erecciones, sin haber tomado una sóla píldora del famoso Viagra.
Peor aún, nuestra época está marcada por la DESFEMINIZACIÓN de la mujer. En la medida en que más mujeres sean más parecidas a los hombres (groseras, violentas, competitivas, prácticas), en esos casos habrá menos y menos hombres con ganas de llevar a una de ellas a la alcoba. En una revista norteamericana llamada «Men’s Health» apareció este interesante texto, que obviamente he traducido del original en inglés:
>Recato. Claro que a todos [los varones] nos encantaría encontrarnos con mujeres que disfruten su libertad sexual, pero en realidad, cuando queremos una relación más estable, buscamos a la chica buena – la recatada. Los investigadores hallaron que los hombres encuentran altamente deseable la inexperiencia sexual, y muy indeseable la promiscuidad cuando buscan pareja. «Los hombres valoraban mucho el recato sexual en tiempos antiquísimos, porque les aseguraba la paternidad de sus hijos» dice David M. Buss, doctor en Filosofía, profesor de Psicología en la Universidad de Michigan y autor del libro Evolution of Desire (La evolución del deseo) «Hoy sirve como una guía para la fidelidad a futuro».
<(Traducido de la revista «Men’s Health» en inglés, edición de setiembre de 1995, página 40)

Por todo lo anterior, no deberíamos sentirnos avergonzados de desear sexualmente a una adolescente. El problema viene de las LEYES que se han dado en estos últimos años, todas ellas motivadas por intereses políticos. Recordemos que el poeta español Antonio Machado, conocidísimo por esos versos de: «Caminante, no hay camino /se hace camino al andar» se casó a sus 34 años con Leonor Izquierdo, una ADOLESCENTE de QUINCE AÑOS, en una época en la que palabras como «hebefilia» e incluso «pedofilia» no existían. Eran otros tiempos, evidentemente.
Hoy, Machado sería llevado a juicio por haberse casado con la quinceañera Leonor. Es lo que le sucede al cineasta Roman Polanski, acusado por la justicia estadounidense de haber tenido sexo con una adolescente, y por ello está «prófugo», o mejor dicho, «protegido» por su doble nacionalidad franco-polaca.
Sin embargo, a los adultos comunes y corrientes no nos protege nada ni nadie de estos deseos. Debemos tenerlos como sólo deseos, so pena de que nos linchen por «degenerados»
>¿Desde cuándo la Naturaleza es degenerada?

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