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>>1710769
Ayyy maldita sea yo fui quien hizo el request al artistanon para que nos mostrara a Aguaepoceta siendo cuckeado por su jeva árabe, después de que hiciera ese twitt defendiendo a los negros de arena.
Este es un turno lore que escribí cuando me llegó inspiración, echa un poco de luz sobre cómo era la vida de Julius.

https://www.youtube.com/watch?v=mLXQltR7vUQ
>Crónicas del Albatros
Hace muchos años, en un oeste salvaje, un hombre bajó de las estrellas. Su nave, veloz como el rayo, blanca como las nubes, muestra en un costado el emblema del Principado y deja una estela de polvo atrás. El caza azul atraviesa los áridos yermos de América, con la muralla Trump al sur, esperanzas de valles más verdes al Norte, y un horizonte feroz al frente, ese último es su destino, el Oeste, el punto de descanso del sol. Julius cruza el camino de un perro salvaje al que ni nacer entre lujos lo libró de un camino violento y caluroso, ni la disciplina militar pudo domesticarlo por completo.

Apenas visualiza el primer pueblo en muchos kilómetros, disminuye la velocidad. Son lugares pequeños, escuálidos, donde todos se conocen y la ley suele cambiar de manos con la rapidez de una bala. Allí la madera y arcilla siguen sobreponiéndose al metal y el hormigón para construir las casas, cantinas, burdeles o haciendas. La modernidad continua sintiéndose como un asunto de extranjeros. Al sumergirse más adentro el silencio se hace más intrusivo y la tensión sube como hormigas por el cuerpo. Es la sensación de entrar a un pueblo fantasma donde los espectros no se molestan en ocultarse, deambulan por allí aun vestidos, aun comiendo y bebiendo, pero sin enterarse que ya están muertos.

Los escasos habitantes le miran con sospechas, preguntándose si aquel peliazul será otro forajido más con que lidiar hasta que la señora muerte decida hundirlo en la tierra. Julius estaciona su nave en un aparcadero junto mechas y vehículos obsoletos que en otras partes del mundo no tienen cabida. El caza militar resalta más de la cuenta, pero Julius se muestra indiferente, como si las miradas no pudiesen atravesar su semblante. Pone el seguro y cierra la cabina. Reacomoda su sombrero vaquero y camina por la tierra sin asfaltar.

Allí el sol pega como un azote directo a la cara, despoja la carne de los cadáveres con la velocidad del mejor desollador. Por ello los buitres y otros carroñeros se reúnen alrededor de los fiambres con el ímpetu de una panda de pirañas. Julius observa de reojo a tres muertos balanceándose en una horca rustica, o mejor dicho lo que queda de ellos, que ya casi ni se pueden reconocer por la cantidad de aves de rapiña que tienen encima.

"Perdidos en acción... Suena mucho mejor que esto" Lanza un escupitajo al suelo. Reconoce la insignia del Principado en los uniformes raídos de los hombres. Al menos ya no tiene que seguir buscando.

Los verdugos beben licor casero en un banco cerca de su última obra. Dejan de empinar la botella cuando notan a Julius, y lo miran con ojos entrecerrados, esperando que les de razones para usar las pistolas en sus cinturas. El Lancaster observa fijamente por un rato, para luego darles la espalda y seguir su camino. Mantiene la mano cerca de su katana en todo momento.

Entra a la taberna. Dentro solo está el cantinero y cuatro tipos jugando en la mesa de póquer. Julius toma lugar en un banquillo frente la barra y pide un whisky puro sin hielo. El cantinero, un hombre rollizo de cabello canoso y bigote negro bien cortado, reposa el hombro en la barra y hace conversación con el Lancaster.

Cantinero: En este pueblo solo hay dos tipos de hombres... Hombres ricos, hombres muertos. La alternativa es irte de inmediato y no regresar jamás. Te recomiendo mucho eso último.

No fue una amenaza, sino una bienvenida habitual, las palabras honesta que ya anda acostumbrado a la vida en las tierras salvajes y fronterizas de los Estados Unidos.

Julius toma el vaso servido y lo bebe de un trago. El licor sin suavizar cauteriza su garganta. Regresa el vaso a la barra y se quita el sombrero para dejarlo al lado. Pregunta mirando al cantinero a los ojos:

"¿Quienes son los tipos junto la horca?"

Cantinero: Juuummm... Tienes ojos de un halcón. Ya intuía yo cuando entraste que causarías problemas. Supongo que ya tienes claro lo que harás, y nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión.

El peliazul mantiene el contacto visual, sigue esperando la respuesta a su pregunta. El jefe de la taberna suelta un suspiro y le sirve un poco más de licor.

Cantinero: No eres el único animal sin dueño que ronda por estos lares, así que cuidado a quien pisas. Esos tipos de los que hablas son salta-muros, ya sabes, vienen del otro lado. Quizás sean de los Rojos, Salamancas, Sinaloa, o matones de algún otro cartel. Da igual, el tema es que ahora son los que mandan.

"¿Los que mandan? ¿Qué pasó con el sheriff?"

Cantinero: Se jubiló de un plomazo en la cabeza. Todos suelen terminar así, lo que cambia es quien aprieta el gatillo.

"Conté tres... ¿Son todos?"

Cantinero: Quince en total. Pero si no te parecen suficientes para decidir devolverte a casa, déjame hablarte de quien los lidera. Un forajido que vale por 30 pistoleros o más, astuto como zorro, y con la puntería de un demonio: Ramón De Guzman.

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>>1710600
en MTA? Que server negro?
>>1710777
Ayyy.

Yo recuerdo un texto verde de un negro que cargo un saco con basura en una carretilla y le pido ayuda a un Yomber para que lo subiera diciéndole que era una computadora y este salió corriendo con la carretilla
>>383849
>>383859
>>383898
>>383901
>>383920
>>383921
Negros, no es necesario que en estos hilos se hagan el "mis gustos > tus gustos", ¿acaso saben el daño que hacen?, ¿no saben que las monitas qts sufren cuando pasa esto?, ¿acaso las quieren ver llorar, negros?
>>106783
Guardada.
>>1042197
Mas blancos que el 99% de los mejicacos si somos
>>103278
>Guerra del Pacifico
>Hace 200 añosComentario correctamente ignorado
>>39489
Bonito ejemplo de evolución convergente.
>>1042086 (OP)
>¿Que se supone que salio mal?
Nada.