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Según el Dr. Ramón J. Velásquez, el actual territorio que llamamos Venezuela fue el de menor población indígena de toda la historia de la conquista española.

Si bien la población era escasa esto no impedía que mucho antes de la llegada de los españoles, los aborígenes venezolanos conocieran la guerra, la muerte y la esclavitud, pues eran azotados periódicamente por las sanguinarias invasiones y saqueos de la tribu de los Caribes.

Los Caribes, quienes vivían de la caza y la recolección, no eran buenos en la agricultura a diferencia de sus pares más occidentales como los Arawacos y Timotocuicas a quienes saqueaban y asesinaban recurrentemente. Hay quienes dicen que los Caribes contribuían al atraso de tribus tan desarrolladas como los Timotocuicas, pues su agresividad, salvajismo y hasta canibalismo empujaba a otras tribus más complejas culturalmente, a climas y tierras más difíciles para la producción como las mesetas trujillanas o las montañas merideñas.

Cuando los Caribes invadían a una tribu enemiga asesinaban a niños varones y a hombres, posteriormente tomaban a las mujeres como esclavas sexuales para aumentar el número de sus guerreros.

A la llegada de los primeros españoles a suelo venezolano, los conquistadores quedaron sorprendidos por los niveles de agresividad e irracionalidad de los Caribes, por lo que su nombre quedó inmortalizado en el mar de la región costera del norte de Suramérica, así como de las mortales pirañas del Amazonas.

Los Caribes no solo azotaron Venezuela y sus pequeñas tribus, también mantenían casi en la esclavitud a las naciones indígenas de las Antillas, al punto que el 23 de marzo de 1493 los reyes españoles se sorprenden con una carta de Cristóbal Colón donde explica que la nación de los indios Taínos habitantes de las Bahamas, piden ayuda a los españoles para luchar contra las atrocidades de los Caribes.

Uno de los que escribió cartas al respecto fue el médico explorador Diego Álvarez Chanca, quien luego de convivir con las tribus de las Antillas escribe a España sobre los Caribes: "Esta gente salta las otras islas, que traen las mujeres que pueden aver, en especial mozas y hermosas, las cuales tienen para su servicio e para tener por mancebas, e traen tantas que en cincuenta casas ellos no parecieron y de las cautivas se vinieron más de veinte mozas. Dicen también estas mujeres que éstos usan de una crueldad que parece cosa increíble, que los hijos que en ellas han se los comen, que solamente crían los que han en sus mujeres naturales. Los hombres que pueden aver, los que son vibos, llevánselos a sus casas para hazer canecería d´ellos y los que han muerto luego se los comen; dicen que la carne de hombre es tan buena que no ay tal cosa en el mundo, y bien parece, porque los huesos que en estas casas hallamos, todo lo que se puede roer todo lo tenían roído, que no avía en ellos sino lo que por su mucha dureza no se podía comer. Allí se halló una casa, cociendo en una olla, un pescuezo de un hombre. Los mochachos que cautivan cortánlos el miembro e sírvense de ellos fasta que son hombres y después, cuando quieren fazer fiesta, mátanlos e cómenselos porque dicen que la carne de los mochachos e de las mujeres no es buena para comer. D´estos mochachos se vinieron para nosotros huyendo tres, todos tres cortados sus miembros". (La ortografía del fragmento corresponde al español original) ¿Conocías esta historia?

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