Resultados de la búsqueda:

Tiene unas buenas escenas para usar como fondo de pantalla.
>>1544609
Leneth para mi es el mejor personaje femenino de los juegos en general
>ES fuerte
>inteligente
>dedicada
Sin dejar de mujer y femenina

El tema de los combates estara grabado en mi cerebro para siempre
https://m.youtube.com/watch?v=rhXbFiDGHhk
Also
Este hilo es calidad mejor que la basura de /v/ en general
Me dan ganas de jugar pic related ¿alguien sabe si vale la pena el primero? Me dio curiosidad ya que estara serie de juegos los dirigio miyazaki el director de.demons souls
>>838709
Que tengo un perro aquí en la nostra casa, que tiene mi estilo.
Comprar comida para perro, comprar comida para mí también.
Tu perro es tuyo, pero tiene mi estilo
>>1544632
>no ironicamente estoy comenzando a sospechar

Que jodamos con algo no significa que no sea verdad, el sebion hace mucho que esta entre nosotros.

>implicando que no soy yo
>implicando que no eres tu

Bien jugado, seyor Sebin.
>>1544307 (OP)
Ana Teresa de la Parra, Juana de Arco, Catalina La Grande, Isabel la Católica, la virgen María, Isabel Allende, Gabriela Mistral, Virginia Woolf...

Hay muchas en la historia, Opargo. Deja ya de educarte con memes y empieza leer por lo mínimo revistas de cultura general.
>>1544099
>los carajos que jodieron la economía de Venezuela son peores que los mentepollos que ven monas chinas
Carlitos vio con desazón cómo las fórmulas químicas anotadas en tinta china se borraban por el contacto con la sangre y por la grosera manipulación del ignorante policía; se habían perdido para siempre. Mientras miraba cómo cargaban el cuerpo en una camioneta, el periodista recordó el otro secreto de Oda.

Comenzó a correr hacia su casa: debía llegar antes que los policías descubrieran el cuerpo de Oei. Sin saber que haría, Carlitos Bejarano entró como una tromba a la casa. Abrió la puerta secreta y descendió a toda velocidad los escalones.

Apenas tomó aire al estar frente al cuerpo de Oei. Miró por todos lados: todo el piso estaba lleno de papeles rotos escritos en japonés.

El único vestigio del trabajo del japonés era el cuerpo desnudo e intacto de su amada, frente a él. En eso pensaba cuando se percató de su frente: adosada a ella, el cadáver tenía un disco de arcilla, en el cual estaban escritos algunos caracteres en algo que parecía ser hebreo. Carlitos se acercó para ver las letras con más detenimiento.

En ese momento el joven quedó paralizado por el horror: los ojos de la muerta comenzaron a entreabrirse lentamente, dejando ver un horroroso resplandor verdoso que salía de ellos.

El joven comenzó a gritar paralizado del pánico sin poder dejar de ver también cómo la boca también se abría enormemente, soltando en la habitación esa luz verdosa y un vaho espeso y nauseabundo, mientras que de la garganta de ese ser se dejaba oír un grotesco y profundo lamento de ultratumba:

“¡OOOO…..DDDAAAAAAA..!!!!!”.

Apenas vio que ese ser comenzaba a incorporarse de la mesa de piedra, el joven no aguantó más y salió disparado de aquel lugar de pesadilla, gritando sin parar. Sin detenerse, tiró al suelo todo lo que se le puso en el camino hacia la calle. Con una fuerza sobrehumana, Carlitos destrozó la puerta de madera, para correr por las calles del pueblo sin dejar de gritar.

Al ver pasar por la plaza al joven enloquecido, botando espuma por la boca y sin parar de gritar, los lugareños que comentaban el desdichado final de Oda sólo se encogieron en hombros: de seguro el “japonés loco” había contagiado con su locura al pobre jovencito ese al cual le sucedió lo mismo tras su contagio prosiguió como otro japones loco.
Perdón por lolmorirme me habia surgido algo
>>220702 (OP)
>Jorgen
>El hombre extraño dice sus motivos y las cosas que le robaron

No se preocupe,tome sus cosas y puede irse

>De pronto Zeppeli comienza a hablar sobre que ese hombre podría destruir europa
>Eso lo deja intrigado,aunque en su situación cualquiera mentiría para salvar su pellejo,asi que decide mantener el silecio
>>220820
>De la nada todo se va a la mierda,todos usan sus Stands y atacan al extraño,mientras Jorgen se viendo sin saber muy bien que hacer

>"Creo que por fin estamos de acuerdo en algo, tu el de las cuerdas(...)liberame, ya oiste a tu amiga tiene que recuperar la copa"

Espera un momento...

>Antes de que pueda continuar,Zeppeli se libera

<Ya estoy muy cansado para esta mierda...

>Deja eso pasar mientras ve a los demás atacar al extraño y sus acompañantes.

Muy bien hora romper algunas cosas

>Se truena el cuello haciendo movimientos circulares mientras a su vez se truena los dedos
>Vuelve a activar su Stand,su angel o como sea que se llame,y rápidamente corre hacia el sujeto extraño,se veia importante,asi que salta para patearle la cara mientras prepara sus hilos para repeler sus posibles ataques
>>1544390
Morderé el bocho y te diré:
>me considero más inteligente que el promedio, y eso no es mucho decir
>ser inteligente no te quita el autismo ni el droppeo instantáneo de espaguettis
Sus colegas en el diario “Últimas noticias” se jactaban de sus conversaciones con asesinos convictos, pero lo relatado por el viejo,… Era demasiado. El joven periodista quedó fascinado y por nada del mundo impidió que aquel viejo borracho le contara todo.

Oda, bajo los efectos del alcohol, pasaba de cantar viejas canciones guerreras japonesas a pormenorizar los crímenes de los que fue partícipe, para luego, de pronto, echarse a llorar como un niño, recordando a sus camaradas muertos en combate.

Le dijo que, así como a muchos, él fue indultado por los norteamericanos tras la guerra, los cuales le daban una jugosa pensión por los secretos de los experimentos que les reveló. Si vivía en un pueblito perdido en sudamérica, era por que prefirió alejarse de miradas acusadoras.

Las libretas de Carlitos se llenaban ahora de datos caóticos casi increíbles. Tras esa delirante noche, pensó que tal vez había dado con el reportaje de su vida.

Al domingo siguiente, Carlitos llegó de nuevo a la casa del japonés. Estaba algo desilusionado por que no logró conseguir traer consigo una grabadora del diario, pero se contentaba que un colega le había prestado su cámara fotográfica. No sabía si le serviría de algo, pero le pareció buena idea.

Como de costumbre, empezaron a vaciar metódicamente botella tras botella de licor, mientras Oda revelaba más y más su increíble y tenebroso pasado. Al anochecer, ya totalmente ebrio, comenzó a sollozar, mientras recordaba a su único amor, su esposa:

Oei.

El joven quedó extrañado; siempre había pensado que su viejo amigo estaba solo en este mundo.

“Era joven y hermosa” – dijo Oda-, “la hice venir desde Japón y aquí nos casamos. Yo era muy feliz”.

Temiendo ser indiscreto, Carlitos le preguntó por ella.

“Murió hace 20 años”- le respondió enjuagándose las lágrimas-, “enfermedad desconocida. Murió muy joven”.

Cambiando de tema inexplicablemente, el japonés le soltó una frase intrigante:

“mis jefes, durante la guerra, eran monstruos: sólo querían matar. Yo distinto: yo quería acabar con la muerte”.

Tras una pausa, retomó de nuevo sus historias de guerra. Casi a la medianoche, el anciano volteó hacia el joven periodista, lo miró con ojos perdidos y le dijo:

“¿Quieres conocer a mi Oei?”.

Pensando en que le mostraría algunas fotografías, Carlitos asintió. Se extrañó cuando el viejo oriental se levantó de su asiento y le dijo gravemente:

“Ven conmigo”.

Siguiendo al japonés que se tambaleaba por efectos del alcohol, Carlitos Bejarano fue tras de él, hasta el fondo de la casa. Frente a una pared, el viejo le miró sonriente, mientras tocaba con sus dedos una supuesta mancha en la pared. Ante los ojos sorprendidos del joven, la pared se deslizó silenciosamente, dejando a la vista una puerta secreta.

Ambos personajes comenzaron a descender por unos escalones que se perdían en la oscuridad. No tardaron mucho para llegar al final de la escalera: Carlitos supuso que se hallaban bastante abajo del nivel de la calle. Una tenue luz al frente le indicaba que al frente suyo había una habitación.

Al atravesar el umbral, el periodista quedó helado frente a lo que tenía ante sus ojos: en una habitación muy estrecha, con las paredes llenas de instrumentos de metal que no pudo identificar, se hallaba Oda, mirándole, de pie junto a una mesa de piedra. Sobre la mesa, yacía un cuerpo. Era el cuerpo de una mujer; estaba desnuda y era realmente hermosa.

Su piel pálida, muy pálida, demostraba que era un cuerpo sin vida,… pero su apariencia en general era la de estar perfectamente conservada. Carlitos miró a Oda buscando una respuesta.

“Es el trabajo de toda mi vida” -, le dijo, para luego acariciar el cabello negro azabache del cuerpo, mientras susurraba algunas frases en japonés-, “el proceso está casi terminado: muy pronto lograré que tenga temperatura normal y su piel tendrá otra vez su color original. Mi Oei estará conmigo por siempre”.

Carlitos seguía paralizado del asombro: si era cierto que ese cadáver tenía 20 años sin sufrir cambios, aquel viejo había hecho un descubrimiento fabuloso. Oda continuó sorprendiéndolo:

“Ven, toca….”- le pidió mientras tomaba un brazo del cuerpo-, “toca: no hay rigidez. Las articulaciones se mueven”.

El reportero tomó el brazo y continuó sorprendiéndose: se sentía y se movía igual como el brazo de cualquier persona viva. Cualquiera que la viese, pensaría que sólo estaba dormida.

De pronto, el viejo se descompuso y comenzó a llorar, cayendo de rodillas, tomando la mano de su esposa muerta, hablando en japonés. Carlitos aprovechó esa dolorosa escena: Oda no lo miraba, así que sacó la cámara que llevaba.

Tomó tres fotos. Si aquello era cierto, necesitaría pruebas. Miró al pobre viejo borracho que lloraba amargamente: definitivamente era un genio, pero también el infeliz estaba totalmente loco. Lo alzó del suelo, tratando de calmarlo. Ayudándolo a subir las escaleras, dejaron aquella habitación, subiendo los dos muy trabajosamente.

Ya de nuevo en la sala, Oda comenzó a hablar:

“Tardé muchos años en lograrlo”.

Al periodista le faltaba cabeza para preguntarle; “…Pero, ¿cómo es posible?....”.

El nipón le respondió sin dejar de mirar la mesa de madera frente a él:

"Parte química, parte alquimia,.... Nazis nos dieron libros que obtuvieron de países invadidos; los leí todos”.

A Carlitos le comenzó a dar vueltas la cabeza cuando el nipón le comenzó a explicar una intragable mezcolanza de fórmulas químicas, gases, recetas de pociones alquímicas extraídas de textos medievales y descubrimientos judíos y chinos acerca de “Golems” y la “píldora de la inmortalidad”.

Oda era muy precios al describir todo eso, a pesar de su embriaguez,…Pero Carlitos lamentablemente había sido un pésimo estudiante de química en el colegio, y no entendió nada. Oda tardó dos horas en explicarle su proceso secreto, para finalizar diciendo:

“Lo que hacían antepasados hoy le dicen magia: yo le digo ciencia."

El joven reportero se quedó un rato pensando hasta que finalmente le preguntó el por qué de decía todo eso.

“….Estoy viejo y moriré pronto, Carlos-san….” –le respondió Oda-, “necesito que, cuando yo morir, uses mi fórmula conmigo: no quiero dejar sola a mi Oei….”.

Cuando Carlitos salió de la casa, ya había amanecido. Volvería el domingo siguiente: Oda le había hecho jurar que lo haría. Ese día, su procedimiento estaría totalmente completo y le daría al reportero por escrito su fórmula. Carlitos no fue a trabajar ese lunes al diario.

Una vez llegado el domingo, Carlitos Bejarano se bajó rápidamente del bus en la plaza del pueblo. Estaba impaciente para acudir a su cita. El barullo al otro extremo de la plaza llamó su atención. Los lugareños se arremolinaban lanzando todo tipo de exclamaciones, mientras las mujeres lloraban.

Instintivamente, como buen reportero, corrió hacia el lugar. El joven llegó a tiempo para ver cómo recién cubrían el cráneo destrozado con periódicos: era Oda. Había salido temprano a comprar pescado al mercado cuando un conductor ebrio lo atropelló.

Tenía el cráneo destrozado. Su muerte había sido instantánea.

En sus pocos años de periodista ya había visto varios cadáveres, pero ver a quien ya consideraba su amigo, fue demasiado, comenzó a caminar por la plaza en estado de shock. No podía quitarse de las retinas la cara de Oda muerto, sus ojos crispados, su boca abierta, como una grotesca mueca.

Conforme se recuperaba, Carlitos recordó lo que lo había llevado al pueblo ese día: el secreto de Oda. Al acercarse de nuevo al cuerpo, vio cómo los policías revisaban los bolsillos del atropellado mientras levantaban el cadáver. Un policía trató de abrir y leer su libreta de notas, pero le fue imposible: estaba totalmente empapadas en sangre.