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>>311145

>Antonio

Vale, ya entendí como funciona la piromancia así que ahora ya se que habilidades colocar

Los días pasaron de una forma bastante tranquila, yo había conseguido el empleo en la posada y tal parecía que lo estaba haciendo bastante bien pues a fín de cuentas ya estaba un tanto acostumbrado a los trabajos que ahí me pedían; barrer el establecimiento, limpiar las mesas, levantar alguna que otra cosa y de vez en cuando algunas personas me pedían información sobre la ciudad o de la posada y yo al no saber sobre el sitio los direccionaba con el dueño del lugar de forma amable y tranquila. Todo eso se asimilaba a lo que yo normalmente hacía en mi antiguo trabajo; yo barría todos los dias la tienda, limpiaba los estantes y productos de forma habitual e igualmente la gente que pasaba por el sitio me pedía alguna información de vez en cuando, asi que suponía que por eso la paga no era nada mala e inclusive me alcanzaba para pagar el sitio en donde dormía y darme una que otra comida que si bien no eran muy sabrosas que digamos, por lo menos ahora no moriría de hambre en este mundo. Durante toda la semana me dedique a colocarme el unguento cada que podía, pues si bien no sentía nada con ambas manos eso no era motivo como para que no se me pudiesen infectar.

Yo me encontraba barriendo tranquilamente el primer piso y entre los viajeros se podía escuchar algunas historias entrenidas pero hubo algo que había llamado fuertemente mi atención, un par de hombres parecían estar hablando del "traficador de demonios" y al instante supe que hablaban del chico que me había rescatado y del cual apenas sabía de su habilidad y a lo que este se estaba dedicando a hacer (o por lo menos lo intuía) pues nuestros horarios apenas si dos daban tiempo para poder conversar entre nosotros dos, pues cada que iniciaban mis días el chico no se encontraba en el cuarto y cada vez yo terminaba mi trabajo el yacía ya durmiendo en su cama. Por lo que logro escuchar de la conversación, parecía que lo iban a apresar o algo por el estilo pues el nombre de "los halcones ciegos" se me hacía realmente extraño, nunca había escuchado ese nombre pero me temía que fuese algun grupo de ladrones

《Mierda, ¿en que se metió este tipo? Si lo que dijeron esos dos fue verdad entonces el esta en problemas》

Dejo la escoba recargada en la pared y rapidamente regreso a mi cuarto

《Tengo que ayudar a ese chico, el me ayudo a salir del bosque y hasta me dejo ropa y un unguento para que mis heridas, lo minimo que puedo hacer es ayudarle》

Tras quitarme la camiseta unto una buena cantidad de la crema en mis dos brazos, tras secarme los restos de esta que habían en las palmas de mis manos, me visto con la sudadera quemada que tenía botada debajo de la cama para despues volverme a ponerme la camiseta. Tomo el libro y trato de ocultarlo debajo de la sudadera tratando de que este se sujetara con mi pantalon y tras esto salgo del cuarto no sin antes tomar el telefono para colocarlo en la unica bolsa que tenía esa prenda

《Aún no se para que podría servirme esto, aunque...ahora que lo pienso, podría ocuparlo como una especie de granada》

Agarro la escoba que había dejado afuera y bajo las escaleras, ya ahí me hago un poco el to nto simulando que estaba barriendo mientras esperaba a que un par de personas entraran el recinto para poder escabullirme del lugar sin ser visto. Ya una vez afuera de la posada, buscaría por los callejones al chico el cual no debería ser tan dificil de encontrar pues a fín de cuentas llevaba unas ropas bastantes llamativas.

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