Resultados de la búsqueda:

(2/2)

... atrás todo aquello que amaba en ese lugar, de hecho, todo lo que amaba en mi vida hasta ese punto.

https://youtu.be/7G_aaak-tDE

Recuerdo, caminar sin rumbo establecido por el delgado camino de tierra hecho por el pasar de miles de veces de carretas y caballos, la oscuridad no me dejaba ver mucho a mi alrededor solo teniendo a la luna como luz que me permitiera ver por donde pisaba, esquivando charcos de agua y barro en lo que seguía avanzando hacia... Adelante. La lluvia seguía cayendo sobre mí, metiéndose en mis botas de cuero y el guantelete que portaba en mi mano, aunque había pasado ya algunas horas del incidente aún derramaba lágrimas saladas que se mezclaban con las dulces gotas que caían del suelo. No pude decirle que la amaba, solo eso quería haber hecho antes de irme pero no podía, sentía que si lo hacía volvería todo más difícil, si el abuelo Yarro se enterase sobre eso... Simplemente no podía decirle que era el amor de mi vida. La lluvia empezó a calmarse hasta desaparecer por completo, reemplazada por ventiscas que congelaban mis huesos hasta el núcleo, haciéndome temblar sin control en lo que mis dolidos pies seguían avanzando con dificultad.

Tenía un amigo, un chico con el que pasaba las tardes a veces cuando eran días libres y venían a buscar materiales o comida del castillo cercano. Su nombre es Atreus, con él jugué muchas veces de pequeños, y de adultos empezamos a charlar sobre la vida, sobre nuestros problemas, tanto así que una vez me dijo, que si algún día quería viajar e ir a ver el mundo como le contaba por los cuentos de mi abuelo Yarro, fuera a donde él vivía y que lo buscara, su madre me conocía dado a que siempre iban con él, padre y madre, al rancho en sus elegantes carruajes con sirvientes a hablar con mi padre sobre cosas referentes a terrenos y ganado, cosas que no entendía en su momento pero que ahora me son más claras.

-¡LÁRGATE, VETE DE AQUÍ O SI NO TE MATARÉ MALDITO, TE DOY DONDE VIVIR, QUE COMER, DEBERÍAS ESTAR AGRADECIDO MALDITA RATA DE MIERDA, LÁRGATE O TE VOY A CAZAR COMO A UNA!.

Las palabras aún resonaban en mi mente, en lo que subía las escaleras de piedra de aquel enorme castillo en el cual vivía cómodamente su viejo amigo de la infancia, su único amigo. Tras haber caminado por más de siete horas en medio de la lluvia y el frío, embarrándose de lodo, con el cuerpo adolorido por la paliza como por el viaje, por fin tocó a la puerta, de la cuál misteriosamente salió el mayordomo de la familia, el siempre servicial Jereh, persona de gran agrado para a mí y que afortunadamente me conocía muy bien desde pequeño. Él supo de inmediato quien era y me llevó adentro, dónde me cuidó y trajo a Atreus para hablar conmigo, preparó una bebida caliente y una habitación para mí.

Tuve que mentirle esa noche, diciéndole que había decidido tomar su oferta e irme en la noche donde mi padre no supiera aunque mi madre le explicara después, que quería hacer un viaje con él, cosa que aceptó de buena gana, diciendo que dentro de poco, en algunos días irían a un reino llamado Calheim, por algunos asuntos de la familia pero que estarían por un tiempo. Ahora estoy aquí, en una fuente mirando mi rostro reflejado en él, con el vívido recuerdo del amor de mi madre, de mi hermano mayor Harold, de mi hermana menor Martha y mi abuelo Yarro, que me sonreía mientras que los demás hacían lo mismo para mí, y fugazmente el recuerdo del beso de Martha, junto a el fuego de la chimenea en aquella época invernal.

-...