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>Mora
El Betelgeuse fue decidido por Mora como punto de reunión para partir hacia Brasil. Tras entregarle el Tsumugi, Alejandra contó con tres días para notificar su ausencia a la brigada PK si quería.

"No quiero que se piense que te secuestre, o que te asesinaron y echaron tu cadáver en una cloaca. Déjales una notita aunque sea, que no cuesta nada" Comentó Mora un día antes de irse. También le preguntó a la maid si tenía todo el equipo necesario. "Hace como tres meses di un par de vueltas por Cidade de Deus, y es un lugar bastante movidito, ya me entiendes. Ir armada hasta los dientes allí es lo cotidiano. Ahora que la Federación se fue, debe ser un puto caos"

Mora echo dejó sus maletas en su mecha. El vehículo de Morita es una maquina típica, un Leo de Zeon modificado para resistir la caótica y lanzada forma de pilotar de la pelimorado. La terrorista carece de un mecha insignia porque generalmente los destroza, así que prefiere optar por maquinas producidas en masa fáciles de reemplazar y baratas de actualizar. Aunque barato es un termino relativo con los mechas, generalmente son propiedades muy caras que solo unos pocos se pueden permitir.

Gran Torino fueron a verlas partir, la primera por el simple orgullo de ver volar un mecha que modificó. La segunda quiso decir adiós porque le agradaron Alejandra y Mora.

"¡No conviertan a esos toros en chatarras! ¡Cuídenlos! ¡Intenten no morir!" Exclama la vaquerita.

"¡Buena suerte, niñas~! ¡Pórtense bien~! ¡Si pueden tráiganme un recuerdo lindo, porfis!"

Señora K estuvo ocupada con sus cosas, así que no estuvo presente.

En cuatro horas de vuelo continuo llegaron a la frontera de Venezuela. Hay muchas posadas clandestinas en las trochas, escondidas entre la espesa maleza que curten el terreno de unión entre la nación caribeña y Brasil. La guerrillera y la terrorista pasaron la noche en uno de esas estrechas habitaciones compuestas por cuatro paredes de madera, una mesita, y dos hamacas. Mora compró una mano de cambures, la compartió con Alejandra antes de dormir.

Los mechas de las personas que durmieron en las trochas, fueron protegidos por los guajiros que manejan el negocio local, centrados en la trata de blancas y trafico en la zona. El crimen organizo tuvo su orden, y que se roben cosas allí estuvo castigado por los mismos criminales. De la misma forma que robar un celular en una cárcel generalmente se recompensa con un tiro en la mano.

La mañana siguiente se prepararon para salir. Mientras preparan los mechas, un par de guajiros se acercan y señalan a Alejandra mientras hablan en su dialecto indigena. Morita no les interesó, debido a que le falta un ojo y prefieren la mercancía completa.

La terrorista los observa de reojo.

"Los que no corren vuelan. Te quieren secuestrar, lady. Ponerte a hacer trabajos manuales, orales, y todo eso. Tengo que ir a comprar el desayuno... Tu encárgate de ellos, pero intenta no atraer demasiado la atención" Mora pensó que la maid es bastante capaz de lidiar con un par de esclavistas fronterizos.

En Sudamérica el trafico de mujeres es un negocio habitual, y muy lucrativo. Los empresarios del norte prefieren ir a su patio trasero para hacer turismo sexual. Ahora que Cuba sufrió un cambio de régimen que inhabilitó el burdel más reconocido del trópico, a los clientes de esas tratas no le quedó más remedió que invertir en países más al sur.

Mora regresó minutos después con un par de arepas de queso y jamón. Le dio una a la maid. Momentos después se pusieron en marcha.

En Rio de Janeiro...

https://www.youtube.com/watch?v=kQopOPpCU3o

El sol se alzó, y su brillo se refleja en el metal del Mecha Redentor, una antigua obra de ingeniería del gobierno de Brasil que quedó inconclusa. Ahora permanece allí, inmóvil y gigante, con los brazos extendidos hacia los lados como si buscase abrazar al país.

Las calles están llenas de color y ruido. Tras la caída de la Federación, y el alza de las Brigadas, el movimiento subterráneos conformado por cientos de pandillas delictivas con sus respectivas costumbres, estilos, y objetivos, agilizaron un gran número de múltiples negocios en caso de que los caballeros negros empiecen a recuperar el orden perdido con el retiro de los confederados.

Una cantidad indigesta de dinero, drogas y armas se movieron por las calles. Fue como un desfile de la criminalidad llenó de gozo, licores, mujeres, música, comercio, alimentos, bailes, y mascaras. Aunque para un desconocedor el evento luciría como un adelanto de los carnavales, y es verdad que hubo muchos civiles festejando, para alguien empapado en el bajo mundo sería sencillo captar a los camellos o a los vigías en los techos.

Los miembros del BOPE patrullan las calles con sus vehículos oscuros pintados para lucir como monstruos. Los pandilleros huyen por reflejo, pero cierto es que el BOPE no está allí para mantener el orden. Horus sabe que en el bajo mundo se mueven planos y tecnología interesante, así que envió a sus mercenarios a ver qué cosa interesante encuentran.

En un motel cerca de la playa...

"¡Maracas rima com Caracas! ¡Dance comigo, vaca louca!" Morita entra a la habitación gritando eso. Viste un disfraz de conejita y lleva una maraca en cada mano. Es pésima tocándolas, pero eso no evita que las zarandee y haga mucho ruido. "La clínica de Live a donde vamos queda en el corazón de una favela. ¿Lista para entrar a la boca del lobo? Anda, a mover el bote"

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