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>Tilea y Regen
¿Un ser de ET necesita maquillaje? No. Tampoco necesitaría ropa. Ni comida. O un techo bajo su cabeza. Pero eso no impide que disfruten de las comodidades que la realidad ofrece.

"Siempre es buen momento para ponerse maquillaje. Y no, Regen no lo necesita. Pero a todas nos gusta estar bonitas. ¿A ti no?" Cuestiona Tilea con una ceja levantada.

No siente mucho aprecio por Regen, su relación es cordial pero sin ser amigas. Pero considera que el cuidado personal y verse bien es natural para cualquier mujer que se considere verdaderamente femenina. Incluso hay algunas que toman el rumbo de los músculos y con mucho esfuerzo físico llegan a ser hermosas y atrayentes a su manera.

"¿Cómo que materiales hediondos? ¿No te gustan los bebes? Entonces prefieres que te manoseen extraños. Curioso. Pero de gustos no hay nada escrito"

Regen entiende por qué Tilea siente curiosidad en saber las medidas de Yukihime. Es debido a la guerra actualmente vigente entre los miembros de la familia. Dos facciones que luchan, para nada deseosas de ceder la razón de su contienda. La primera es la facción de las planicies: Liderada por Tilea. La segunda es la facción de las montañas: Liderada por Lillith, una hermosa mujer de cabello azabache, cuernos de marfil, y ojos dorados. Las batallas entre ambas son legendarias y nunca parecen tener una vencedora clara. Siempre sale alguno que asegura que ambas tienen razón y las luchas son estúpidas, pero esa persona no tarda en salir huyendo por el choque de poderes que significa hacerle frente a dos de las Von Karma más histéricas. Por suerte un elemento que ayuda a mantener la paz en el santuario, es que Tilea vive en la casa de Tauro, mientras que Lillith cuida la cima del santuario, justo después de la casa de Piscis. Están muy lejos.

"El día que desarrollé alguna clase de enfermizo amor hacia ti... Será el día en que pierda el juicio y me suicide" Comenta Regen con notable rechazo hacia las palabras de la chica. Lo que menos le apetece es meterse a las sabanas de una Von Karma. Está feliz con su rutina diaria, volar en su pluma, seguir con su album de pájaros exóticos, tomar el té en la orilla de un lago tranquilo. Disfruta de las pequeñas cosas y las ansias humanas como la lujuria no le afectan. En su corazón agradece que Demiurge la crease de ese modo.

Tilea rueda los ojos al oír las palabras de Reiwa.

"Quita esa cara. Es tonto quejarse por eso. Como si yo me pusiera a decir de la nada: ¡OOOOOH, NOOOO, NOOOOO MI POBRE NO-TE-CONOZCO! ¡NOOOOO EL NI-SI-QUIERA-SÉ-SU-NOMBRE! ¡PIEDAAAAAAD! ¡PIEDAD PARA ESE NO-SÉ-SI-EXISTE!" Actúa la chica pálida con tono teatral y poniendo una mano en la frente, echándose hacia atrás personificando todo el drama del mundo. Seguro hay muchos de su linaje sufriendo en el mundo, de la misma forma que hay muchos de su linaje pasándola bien. Selección natural, Inocencia suele predicar sobre eso.

Tileas vestidas de blanco se generan a un lado, aplauden y le tiran rosas a la Tilea original por su actuación digna del Oscar. La lolita gótica hace reverencias hacia su publico.

"Gracias~ Gracias~ ¡Mua! ¡Mua!" Le lanza besos a la multitud. Ladea la vista hacia Reiwa. Escucha eso de ser monstruo despiadados pero no comenta nada del tema. En vez se desvía hacia algo que le gusta mucho: La comida. "Un diablillo de chocolate sabe a chocolate. Una hamburguesa de nada sabe a nada"

Avanza hasta el niño y le acaricia el pelo. Ríe cuando es llamada Hermana mayor.

"Claro que te regalaré algo. Los niños lindos siempre entran en mi gracia. Seguro que los demás también tendrán obsequios para ti... Mmmmm, hablando de cosas que necesitas, tendremos que pedir ropa nueva"

Entran a la casa de Aries...

"¿Es que de donde vienes no hay reglas? Esta es la casa de nuestra hermana Inocencia. Hay que seguir sus normas para continuar" Dice la lolita gótica. Tilea podrá ser bastante relajada y bromista con ciertos asuntos, pero como Von Karma consagrada respeta mucho a sus familiares mayores.

Una manzana aparece en las manos del niño. Tilea asiente cuando ese le agradece y continua el camino.

La sonrisa de Tilea se hace más grande cuando Yukihime se prepara para cortar a los niños-hongos. Pero su gozo queda en un pozo.

Los honguitos no entienden muy bien las palabras humanas. Cuando se retiran lo suficiente, es que siluetas voluminosas aparecen en la oscuridad. Los padres de los hongos esperan a que los intrusos desaparezcan de su vista para volver a sus guaridas.

En la sala central de la catedral...

"Claro que son reales. ¿Qué sentido tendría tener ilusiones de gente moribunda y desamparada, cuando puedes tenerlos de verdad?" Tilea niega con la cabeza, desaprobando esa pregunta de respuesta tan evidente.

Matusalen salta hacia atrás y se esconde detrás de su hermano cuando Yukihime revela su espada. La anciana solo andaba de ver niños en ese lugar. Reiwa se acerca y le entrega la moneda. Matusalen observa con ojos curiosos el objeto que ponen entre sus palmas huesudas y pálidas. Sonríe sin dientes y corre hacia una esquina donde están tiradas un montón de maletas viejas y mohosas. Busca algo y luego regresa donde Reiwa. Le enseña un vestido de niña rosa, quizás para una chiquilla de siete u ocho años, la tela está derruida, pero se ve que en su tiempo era un vestido de bastante buena calidad. Matusalen señala la ropa, luego se señala a sí misma intentando trasmitir un mensaje. Después le extiende el vestido viejo a Reiwa para obsequiárselo.

Las monjas deambulan entre aquellos condenados. Golpean con sus hierros ardientes a cualquiera que hable muy alto, o busque pelea. Toman a las embarazadas y las apartan a otras habitaciones donde los niños nacen. A veces convertidos en monstruos que devoran a sus madres desde adentro. A veces con una sonrisa, la piel dura como cascaron, que se desquebraja y desparrama en gusanos. A veces transformados en Von Karmas hechos y derechos. La ET allí es fuerte, consume y corrompe a todo humano que entra y es aprisionado allí.

"Esta gente son todos aquellos que buscan meterse acá... Ya sea por accidente, como un crucero que se desvía" Señala a Matusalen. "O por propia voluntad, como personas ociosas que buscan riquezas o información donde no deberían"

Señala a esclavista y un grupo de periodista independientes. Todos terminan en la casa de Aries, para que la parsimonia de Inocencia se encargue de ellos. Al principio todos lo intentan con la escalera en espiral, pero luego de un tiempo todos se rinden con la idea de pasar las aduanas.

Hay un altar en el centro de la habitación, con una estatua flotante hecha de piedra mater que representa un planeta orbitado por cuatro lunas. Tilea toma una vela negra y la enciende con una flama morada fruto de su ET. La coloca en el altar y le dice a Reiwa, Yukihime, y Heisel, que también lo hagan.

"La Diosa Madre que da vida, el Dios padre que protege. Todos formamos parte del sol negro. Siempre es buena idea fortalecer lazos haciendo ofrendas o rezando. Yo no soy muy lista, así que no estoy hecha para predicar. Pero a veces vengo aquí y escucho las palabras de nuestra hermana Inocencia"

Se toma unos minutos para juntar sus manos y rezar por la gloria de la familia. Y la victoria en la asimilación de esta realidad.

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