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>Orphelia
Se distrae unos momentos echando un vistazo a las ventanas hacia el futuro. El mañana parece estar plagado por tanques y aviones humanoides que luchan entre sí. La guerra evoluciona, se adapta a las nuevas tecnologías, y parece que no hay una última.

"Siempre tuve la duda sobre cual gran conflicto causará que la humanidad regrese a los palos y piedras" Murmura la Von Karma para sí misma.

Aunque sus intereses puedan decir lo contrario, su familia aprecia mucho a los terrícolas. Hasta cierto punto los aman y los consideran indispensables. Por algo el sistema solar siempre es, en las lineas de tiempo, la puerta para que la Diosa Madre/Dios Padre extienda el lado oscuro de las dimensiones.

"Huhuhum, sí, el tiempo es un asunto ajeno a mi naturaleza, por eso no nos afecta como al resto de seres en este Universo... La realidad hasta cierto punto es un parque de juegos para nosotros, como una caja de arena. Tú no eres un Von Karma, pero compartes cierta... ¿Cómo decirlo? ¿Esencia? ¿Semejanza en tu actitud? Si estás muriendo, el único consejo que me queda darte es que aproveches el momento y seas valiente. ¿Mm? Oooh, eres el primero en llamarme jovencita desde hace muchas, muchas décadas. Se siente extraño..."

Orphelia niega con la cabeza cuando Tragoedia habla de que podrían reunir sus partes selladas.

"Mi familia vive tiempos turbulentos. Desconozco cuanto tomen en recuperarse, quizás siglos... Pero ya te adelanto que no están para resolver los problemas de desconocidos, ni suelen ayudar sin razonar. Aun sabiendo eso, seguro que un muchacho encantador como tú se las arreglará si llega a conocerlos"

Extiende la mano y acaricia la mejilla de Albert, sus dedos son fríos pero revestidos de ternura maternal. Baja la mano cuando le pide tener una cita.

"Fui esposa, madre y viuda... Tendrás que hacer mucho si quieres impresionarme. Pero esta bien, acepto, me gustan los hombres decididos que toman al toro por los cuernos"

Tragoedia pega su frente con la de Orphelia, y una vez más se ven transportados a otro lugar. La Von Karma se cubre los ojos cuando el sol la golpea en el rostro. Está recostada en lo que parece un jardín. Se sienta.

"Edificios hechos de cristal... Lucen endebles" Dice al ver los rascacielos de Nueva York por primera vez. "Sigo prefiriendo lo clásico. Estos son demasiados simples... Como si los arquitectos pusieran la eficiencia delante del arte"

Hay muchas personas moviéndose a todos lados. Parece que en esa época la segunda gran guerra ya fue olvidada, o en su defecto el azote que significó ya no pesa en las actuales generaciones.

Orphelia revisa con calma sus nuevas ropas. No le disgusta, aunque tampoco está acostumbrada a llevar esa clase de abrigos vestimenta moderna. Pero entiende que sobresaldría demasiado si anda por ahí con sus pintas oscuras... Aun así la Von Karma atrae las miradas de muchos de los transeúntes. Algunos se sienten repelidos por su tez pálida y aura sombría. Otros quedan embelesados por su belleza gótica.

Acepta la mano de Tragoedia y se pone de pie. Es bastante más alta que el muchacho.

"Disfruto de las ensaladas y de los cortes de carne, tiernos, rojos, sin mucha cocción. De licores prefiero el vino tinto, también el coñac y el brandy. Pero es demasiado temprano para beber, ¿o no? En ese caso agradecería un café tinto. Sin azúcar. No me van los dulces"

Para facilitarle el trabajo a Albert, expuso de forma breve sus gustos.

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