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>En la Academia Hakoniwa
En el momento que los Bullys llevaban a Kuma por la escuela, tuvieron la delicadeza de disimular el acto para no llamar la atención del comité disciplinario ni los profesores. Lo lograron a medias, porque cuando llevaban al pelinegro hacia el baño, cruzaron cerca de Kazutaka Kaoru y su grupo. El nieto del viejo Kazutaka no suele reparar en Kuma ya que a lo mucho lo podría considerar una de esas moléculas de polvo que flota por ahí, así de intrascendente es el pelinegro para él. Pero Kaoru tiene buen instinto y también sabe quien es Danna, se lleva relativamente bien con ella a pesar de las antiguas peleas donde jamás quedaba un ganador claro. Respeta a la Von Karma, y por eso le avisó cuando Kuma estaba siendo molestado por abusones de tercera.

Danna avanza por los pasillos de la escuela en dirección a los sanitarios masculinos. Los estudiantes que se topa en su camino, temerosos, se apartan de manera tan rápida e instintiva que ni el mismo Moisés con su bastón sagrado podría replicar. La pelinegro entra a los baños. Queda de pie detrás del grupitos de abusones y proyecta su sombra sobre la humillación acuática que le hacen al podre de Kuma, que lo único malo que hizo fue robar y olfatear las bragas usadas de un travestí.

"¡HEY!" Dice con tono estridente y demandante. En cuanto obtiene la atención, despacha a los presentes uno por uno. Extiende ambas manos hacia los dos más cercano, captura sus calzones y tira hacia arriba, estirando la ropa interior al maximo, hasta levantarlos casi un metro sobre el suelo. Flexiona los brazos, una, dos, tres, cuatro, cincos, seis veces... Usándolos como si fuesen mancuernas mientras la tela elástica lastima las partes no-tan nobles de esos adolescentes que chillan y convulsionan como cerdos. Los deja caer. "¡Ufff! Buen calentamiento. ¿Ahora quien viene? ¡Tú!"

Captura al siguiente. Danna se mete un dedo en la boca y lo llena de saliva, luego lo inserta con fiereza en la oreja del abusón tan hondo que hiere el tímpano. Al sacar el dedo, la punta reluce con una ligera capa de barniz rojizo. El matón cae. Quedará sordo por varios días, pero no es una herida permanente. Se derrumba con los ojos en blanco.

Antes que el Bully que orquestó todo escape asustado por esa violencia unilateral, Danna le atrapa el cuello en su brazo. Acerca los nudillos a la cabeza de este y empieza a frotar hasta generar una fricción caliente y dolorosa. Un circulo de pelo se le cae, zona calva donde más nunca volvería a crecer pelo de forma natural. Para terminar, la Von Karma lo arroja al pasillo como si sacase la basura y cierra la puerta. Se sacude las manos, pero en su rostro no hay satisfacción alguna. Eran unos mequetrefes, nadie que valiese la pena.

Regresa al cubículo donde está Kuma. Durante casi un minuto, observa en silencio a su hermano menor, empapado, tosiendo, siempre resguardando la etiqueta de gran perdedor. Cansada de esa imagen patética e ignorando cualquier palabra que dijese, le toma del cuello y le vuelve a plantar la cara contra el inodoro. Con Danna, no se necesita un puñado de estudiantes para tener al pelinegro con el rostro metido en agua casi hasta la boca de la tubería.

"¡Empuja! ¡Usa ambos brazos y apóyate en la taza! ¡Patalea como si te estuvieras ahogado en ácido! ¡Vamos, forcejea como un hombre, como una bestia! Te invitaré a almorzar si te liberas. Date prisa"

La mano de Danna no cede, mantiene al chico hundido en bochorno. La guerrera aspira, como en la historia de la carpa y el dragón, a sacar el potencial que tiene esperanzas habita en el chico, aunque sea a la fuerza. Sin importar que tenga que patear a la carpa para que llegue a la cima de la cascada y se convierta en un ser majestuoso.

Pero luego de segundos infructíferos, entiende que si sigue presionando ahogará a su hermano menor. A poco que el oxigeno le falle al chico, Danna lo saca y lo alza con su mano como si fuese un gatito, solo que menos lindo. Entrecierra los ojos y confronta la mirada del perdedor.

"¡Muéstrame tu cara de guerra!" Exige y espera. Cualquier cara que ponga Kuma sería respondida con: "¡Esa no es una cara de guerra! ¡Es una cara de chupa-penes!"

Danna sabe que es un pene, pero nunca ha visto uno en la vida real, aunque sospecha cómo son por las estatuas de los Tanukis. Eso no la limita para usarlo como insulto cuando se necesita intimidar a alguien. Suelta un suspiro de decepción y regresa a Kuma al suelo.

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>Danna
"Parpadea tres veces si te quebraste algo. No, mejor dilo en voz alta"

Se inclina sobre la empresaria revestida de acero, que hace poco voló entre los arbustos, troncos y ramitas. No por los propulsores, sino por el golpe de la Von Karma. Jesse fue más rápida, pero Danna atinó con más fuerza y fiereza. La Pinkman se transformó en un proyectil de chica extrovertida y metal que recorrió varios metros antes de detenerse.

Ahora que el calor del momento se apacigua, la pelinegro se preocupa por el trato rudo que mostró hacia alguien que se ha portado bien con ella. Sabe que a veces se le va la mano, incluso cuando una pelea no es en serio.

Los ojos rojos de Danna, francos y atentos, se fijan en la empresaria caída de espaldas. Con el casco cuesta saber si Jessica anda consciente, o soñando que cabalga una orca junto a su abogado y la linda secretaria. Extiende la mano para ayudarle a ponerse de pie, así de considerada es Danna ahora. Actitud que se aleja mucho de la infame delincuente que era antaño. Ese lado hostil todavía hierve en lo profundo de la guerrera, pero está contenido, y solo aparece cuando algo le presiona demasiado, o se le saca de quicio. Como se comprobaría en los días siguientes durante el funeral Del Toro.

"Lo hiciste bien" Dice y se cruza de brazos. Mantiene el rostro serio y tranquilo, cierto es que la empresaria y su facilidad para librarse de los problemas, le dificultó las cosas. "No sé que tanto fuiste tú, y que tanto fue ese trozo de metal que te protege, pero el resultado vale. Ahora sé que puedes defenderte sola, y no hace falta que te lleve como un saco de patatas si el conflicto se pone... Intenso... Como me gusta"

Lo último lo murmura porque no quiere que Jesse haga chistes vulgares como ¿Intenso... Como con la esquimal? o cosas por el estilo. Empieza a entender que los gaijin sienten predilección por esa clase de bromas simples y directas.

"No lo tomes a mal, pero esa pistolita que traes no sería suficiente para pararme los pies si fueses enemiga mía, o de alguien como yo, o de mi familia. Esa tecnología tuya por otro lado... Mantengo que es un poco tramposa, pero sirve para que cierres las distancias. ¡Con ella eres toda una luchadora, como una Super Sentai, o Kamen Rider!" La expresión de Danna se ilumina a pronunciar a esos héroes de la infancia. Aprieta los puños a la altura de su prominente cofre y exclama: "¡Vamos, muéstrame tu cara de guerra! ¡O tu pose de batalla!"

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