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Turno lore un poco turbio y con spoilers. Pueden ignorarlo tranquilamente, que son cosas de mis monos

>Marsella
Año 2577...

En la casa de Piscis hay una faro de proporciones bíblicas, de ladrillos oscuros, y pisos circulares que se van encogiendo como un pastel hasta llegar a la cima. Se ubica en la cara de una cordillera pedregosa, junto un mar oscuro espolvoreado por puntos de luz como estrellas. Mientras que arriba se alza una aurora de colores lilas y morados como los ojos de la Von Karma que gobierna ese templo.

La biblioteca de Marsella es un rito al conocimiento. El portón se abre dando paso a muros cubiertos por estanterías de cinco metros que se pierden en el horizonte y las esquinas, un laberinto perfumado con el olor a tinta y papel. Allí voces femeninas hablan de ciencia y la experimentan; Ponen a juicio la religión, no solo la que rige al Sol negro, sino también al misticismo Abrahamanico, o de sociedades paganas ya olvidadas; Debaten de filosofía; Matemáticas; Poesía; Guerra; Paz; Odio; Amor. Son seres intelectuales. Si la ignorancia es el vacío del alma, entonces ellas aspiran a estar completas. Para lograr eso cuentan con un catalogo de libros y pergaminos que serían la envidia de cualquier erudito.

Las Marsellas recorren los pasillos, conversan, estudian, devoran el conocimiento. Son manifestaciones hechas de ET. La doctora en jefe de la Fundación Live tiene muchas caras (28 en el momento de esta narración), pueden estar en muchos lugares al mismo tiempo. Porque una vida no es suficiente para conseguir toda la sabiduría que Marsella quiere, por eso tuvo la idea de que para conocer más, tienen que haber un mayor número de canales por donde entre la información.

...

El piso de la Von Karma se encuentra cerca de la cima. Recamaras antiguas pero bien acomodadas como las de un lujoso palacio. Ese gusto por la seda, los baños termales, o la joyería que decora el lugar, es herencia de una de su antepasada: Medusa, y de la reina que desposó en una historia que pasó como una leyenda de caballería, cánticos de la soberana que se sacrifico para salvar su reino de una malvada bruja marina.

Marsella toma asiento frente su escritorio de madera, a la luz de una lampara de mesa, estudia un libro de historia medieva, donde se cuenta un poco sobre esa antepasada suya. El asunto fue tratado como un mito, cosa comprensible ya que para la mayoría de habitantes del planeta Tierra, los Von karma son solo cuentos de camino.

La pelinegro estaba tan sumida en la faena, que no se percató de las presencias que se le acercaron por la espalda. Una le pinchó en el cuello con una jeringa, y entonces Marsella cayó al mundo de los sueños.

...

Despierta veintes minutos después.

"¿Uh...?"

Entreabre los ojos con lentitud. El aire frió la estremece. Luego le viene la sorpresa de que está desnuda, acostada en una helada mesa de metal como un sapo listo para disección. Intenta moverse, pero cuatro brazaletes de metal mantiene sus extremidades separadas en las esquinas. Está vulnerable, le asalta el desconcierto y la preocupación. Bajo la tenue luz de fogatas en los muros, nota una multitud de siluetas que la rodean.

"¿Qué están haciendo...?" Pregunta a sus copias, pero ellas aguardan en silencio, todas con expresiones entretenidas o burlonas, como si se deleitaran por ver a la original en esa situación. "Okay, se acabó la broma. Suéltenme de inmediato o..." Marsella calla al reconocer malicia y satisfacción en los ojos de sus semejantes. La pelinegro es inteligente, entiende que eso no es alguna clase de broma inofensiva. "..."

Una de las copias da un paso al frente y toma la palabra, replicando primero su gesto habitual de re-acomodarse las gafas.

Marsella 2: ¡Ejem! Supongo que te debemos mínimo una explicación, ¿verdad? Primero deja de intentar hacernos desaparecer, la droga que te dimos te debilitó lo suficiente para que podamos contrarrestar esos intentos tuyos. 46 lo inventó.

Marsella 26: Me tomó un mes entero.

Marsella 2: Pero el esfuerzo da sus frutos, ¿no? Eso es lo que siempre dices. Es lo que todas aplicamos.

"..."

Marsella 2: Sentimos que estamos desperdiciando buena parte de nuestro potencial. Debatimos y llegamos a la conclusión que es tu culpa. Tú nos limitas, de ahí que seamos tan pocas. ¿Cómo obtendremos todo el conocimiento del Universo así? Suena como una tarea estadisticamente imposible con estos número. Hay que mejorar nuestras probabilidades.

28 es el número de manifestaciones que suele manejar. Podría tener bastante más, pero sería un esfuerzo considera para su mente y energía. La desgastaría demasiado y de ahí que desistiera de la idea.

"S-Saben que si me matan ustedes desaparecen"

Marsella 2: ¡Por supuesto! No somos una suicidas, amamos y disfrutamos de la vida, lo sabes. Por eso nos estuvimos preparando tanto, con cautela para que no sospecharas nada, y trajimos esto.

La pelinegro tiembla y palidece al ver como todas alzan en un unánime movimiento sus herramientas. Sogas, dildos de metal, sierras quirúrgicas... Los ojos de las Marsellas más lejanas se resaltan con un fulgor violeta expectante.

Marsella 2: Todo esto es por y para nuestro sueño. Sabes que necesitamos un núcleo más eficiente, que no se amedrente con la idea de lidiar con 10 o 50 más de nosotras.

La doctora se retuerce. Las copias aprietan con firmeza las sogas en sus extremidades para evitar el flujo de sangre. En cuanto la sierra comienza a picar la carne de su brazo derecho, Marsella grita en agonía durante escasos pero tortuosos segundos, y se desmaya.

...

Despierta de nuevo. Piensa que fue una pesadilla, pero el tormento apenas empieza. Capta el sonido de gente retozando, pero obvia lo que escucha por la visión horrible de como ahora es un torso con los brazos cortados por encima del codo, y las piernas sobre las rodillas. Los muñones sanados. Grita una vez más y las lagrimas corren.

Calla al sentir una legión de miradas clavándose en su cuerpo. Alza la cabeza y ve como en los alrededores las demás Marsellas se dejan llevar en una degenerada orgía, cuerpos desnudos y perfectos se acarician y besan, algunas con ternura, otras llevadas por la pasión. El lugar apesta a sudor, afrodisíaco y sexo. Sin ropa todas son aun más indiferenciables las unas de la otras.

Una docena se pone de pie y se acercan a la mesa donde anda Marsella. Sin manos y piernas, no es más que un juguete para sus copias, como una mariposa sin alas en manos de niñitas muy perversas. Derramaron sus más bajos instintos en la doctora, que no pudo hacer más que producir sonidos y recibir. Dedos, dildos, lenguas, no hubo parte de Marsella sin ser recorrida. La pelinegro quiso usar su ET para defenderse, pero las copias la inyectaron cada hora para mantener sus poderes reprimidos.

Los días transcurrieron, y sus semejantes siguieron alimentándose de Marsella. De sus entrepiernas generaron prominente miembros que atacaron sin piedad cada orificio de la erudita. Horas y horas de violación continua, brutal. Aunque siempre procuraron mantenerla viva, de lo contrario todo eso hubiera servido de nada.

Dedujeron que la pelinegro tardaría dos semanas en quebrarse. Pero se subestimaron a sí misma. La voluntad de Marsella resistió un mes. Pero al fin la prominente doctora fue reducida a un saco de carne, embobada, una cerda que con cada penoso orgasmo enviaba una ola de ET que alimentaba a su cada vez más numerosas copias.

Como no podían estar violándola para siempre, tomaron la vía eficiente y diseñaron una Dama de hierro cuyo interior era un mal de tentáculos, que también sirve para extender la ET que la pelinegro suelta. Echaron a la doctora dentro, y las estelas de carne no tardaron en meterse en sus cavidades, muñones, y hasta debajo de sus parpados. Ese es la última visión, triste y patética, que las Marsellas tuvieron de su Yo original.

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