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Anónimo {{'2019-07-23T02:48:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 6598710

>>6598688 (OP)
Solo si rateas mi historia.

Contexto: Todos los últimos sábados de cada mes las personas más ricas y poderosas del mundo se reúnen para discutir el futuro del mundo.

La mesa chica.

Desde hace unos 3 meses me encuentro trabajando en un bar un bar de liverpool en la calle water st. Al inicio creí que era un bar normal, pero cuando llegó el sábado por la noche, mientras me encontraba atendiendo a una pareja, un grupo de 6 hombres vestidos con elegante y costosisima ropa vinieron y me pidieron "la mesa chica".
Pero antes debo contar cómo termine en el bar.
Todo comenzó cuando me despidieron de la oficina de correo, no tenía ningún estudio aparte de un secundario incompleto y lo único que había hecho desde que dejé la secundaria ha sido ordenar cartas por la ubicación del destinatario.
Un día observé a un señor que estaba colocando un cartel y lo ayude, cuando lo coloque me di cuenta que era lo que buscaba un cartel de se busca empleo. Le pregunté rápidamente al señor por el empleo y él me dijo que fuera el sábado a trabajar y que si lo hacía bien me contrataba. Yo por supuesto di mi mejor esfuerzo y lo logré.
El señor era de baja estatura, canoso cabello, celestes ojos y rojiza nariz, con un excéntrico bigote. Normalmente cojeaba de la pierna izquierda así que usaba un bastón de bronce. Su voz era un tanto atenuada y se trabaja con las "r". Su nombre nunca lo lograba recordar así que siempre le llamaba señor o jefe.
Bueno ahora retomemos por dónde estábamos…..
¡Ah! Sí unos señores me habían preguntado por "la mesa chica"
Yo al principio pensé que esos señores querían una mesa pequeña, pero los señores se vieron sumamente molestos, entonces entendía qué no sabía a qué se referían. Entonces llamé a mi jefe y le conté sobre que habían unos señores pidiendo "una mesa chica", tan pronto como mencioné "mesa chica" él salió disparado olvidando su bastón. Tuvieron que haber visto cómo el viejo señor salió corriendo de su despacho con la cara empalidecida de miedo, y los ojos abiertos como huevos fritos mientras cojeaba al correr, parecía algo sacado de una película de comedia.
Yo no entendía del todo lo que ocurría, pero suponía algunas cosas obvias. Mi jefe con sudor frío en su frente sacó del local a la pareja que hace poco había llegado, sin ninguna explicación y me dijo que me ocupara de ellos afuera. La pareja me gritó hasta que aceptaron el reembolso y se fueron a otro lado.
Entonces una vez solucionado el asunto entre de nuevo al bar solo para encontrarme que no había nadie dentro del bar.
Entonces fui y me senté en la barra, hasta que apareció mi jefe con sudor en frente diciendo que lo ayudará a alcanzar unas costosas bebidas que se encontraban arriba del todo. Entonces haciendo gala de mi gran altura alcance fácilmente las botellas y se las di. El me dijo que llevara una bandeja con las copas de cristal con detalles de oro y la mejor y más moderna hielera. Me dijo que lo siguiera, bajamos las escaleras directo a su despacho en donde se quedó parado enfrente de una pared. Entonces para mí sorpresa el tocó la lámpara que se encontraba allí incrustada y la pared se abrió revelando que era una puerta que conectaba a un pasillo con varias habitaciones.
Entre ellas estaba una cuya puerta era roja y era a la cual entramos, en ella había una mesa redonda en la cual habían ocho asientos perfectamente posicionados, con un cuadro en cada paredes y cortinas de seda roja para tapar dichos cuadros.
Los señores estaban sentados hablando de distintos temas. Mi jefe dijo que dejase la bandeja con la hielera y las copas en una mesita en una esquina y que me fuera.
Tras tres horas los señores se fueron, yi jefe me llamo a su despacho tenía algo importante que decir........

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