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>Capitana Hook
El sudor baña los cuerpos desnudos que retozan, aportándole una capa de brillo mientras se mueven en un baile lento apareamiento, cuyo corrupta superficie esconde sentimientos muy puros.

Su pecho, de más que considerable tamaño, es amasado con brusquedad por la mano de Hoshijiro, dándole a la pálida piel un tono cada vez más vivo de rosa. Su pezón es retorcido, enviando un cosquilleo que la atraviesa desde el pecho hasta el vientre. Arrebatandole de paso un sonoro gemido, entrecortado por el mar de pequeños tentáculos que profanan su cabeza, poseen su lengua, y violan sus fosas nasales.

"¡A-Ah...! ¡Aah...!"

Los tentáculos no se satisfacen con el esófago y excavan más a fondo, como deseosos de colonizar cada zona del interior o exterior de la militar. Cruzan por su estomago y frotan las capas del intestino grueso, excretando aquel liquido afrodisíaco que desde allí, en el centro de sus entrañas, tuvo un efecto devastador en su auto control. Su vientre ardió y su respiración se aceleró, volviéndose más errática.

A este ritmo no podré ni pensar correctamente...

Extrañamente estuvo más que satisfecha con la idea de perderse entre el monstruoso valle que significó Hoshijiro. Anheló hacerlo. Quiso ver la lujuria en la mirada de la cosa que ama, ser envuelta por las capas de carne y bañada en los jugos eróticos que ella excreta. Hook hace tiempo que dejó de ser una persona con deseos normales.

Ya es más que evidente que su especie utiliza afrodisíacos a la hora de aparearse... No es como si en mi hiciera falta, pero imagino que es algo natural para ellos.

Envolvió una pierna con la de su prometida. Frotó su cuerpo maduro contra la piel juvenil de la abominación. Sus grandes pechos acariciaron los pezones de los senos más compactos.

Hoshijiro entiende sus deseos y decide llevar a Hook hasta la cama de blancos doseles. La placenta libera su mano derecha para enrollar ambas muñecas. El beso ominoso permanece durante el traslado, como si para ambas fuese un intolerable desperdicio cortar la unión de la lengua humana con las extremidades alienigenas, cada vez más numerosas. Hoshi también se encarga de amarrar sus pies, dejándola en un estado de indefensión.

Instinto para inmovilizar durante la reproducción. Vaya, entonces lo normal para un Gauna es violar a su pareja. Han evolucionado específicamente para reproducirse de ese modo. En defensa de mi chica... Existen calamares que entierran su esperma con violencia en el cuerpo de la hembra. Y hay hombres que cogen como si empalaran un cerdo con una estaca. En ese sentido los gaunas son sumamente caballerosos.

Algo se deja caer sobre su ombligo, bañado en un liquido espeso y pegajoso que hace brillar su vientre pálido. Aun sin verlo Hook puede calcular por la sensación sobre su abdomen, que es de considerable tamaño. El grueso tentáculo se frota contra ella, notablemente deseoso de interrumpir en sus paredes vaginales para marcar a Hook con su semilla.

¿A qué sabrá su semen?

Los pensamientos de la militar se vuelven cada vez más locos y sucios. Si su prometida fue instinto, entonces Hook fue pura lujuria que generalmente se condensa en violencia hacia el prójimo.

Según la historia de Galo, el gauna que violó a la mujer usó cinco tentáculos a la vez... ¿Serán del tamaño que el Hoshi? ¿O podría considerarla una gauna más dotada que la mayoría? Sospecho que la respuesta es Sí

Los tentáculos más pequeños suben por ambas mejillas y se cuelan por los canales auditivos. La mujer jadea y se estremece por la escabrosa sensación de tener su cráneo siendo penetrado. Los escucha con claridad moviéndose y babeando dentro de su cabeza. Colonizando su materia gris como avispas invadiendo una colmena. Las pupilas de la mujer tiemblan debido a la nueva y brutal experiencia.

¡L-Literalmente está violando mi mente...!

Su cerebro, más activo que nunca por el cumulo de sensaciones que la azotan, atrae el interés de un tentáculo que se entierra y abre paso entre las neuronas. Un azote de placer la golpea con violencia, haciéndola encorva la espalda y soltar un gemido ahogado por los invasores en su garganta. Lagrimas desciende de su mejillas. El charco de fluidos íntimos, sudor, y jugos afrodisíacos crece, manchando la cama. Entonces... La imagen cambia ante sus ojos.

Se encuentra en un salón de clases. Hay una niña con el rostro de su prometida, pero el pelo distinto. También hay un joven Galo. Deduce que Hoshijiro está compartiendo un precioso recuerdo con ella. Hook sonríe, y la imagen que presencia revive una memoria casi olvidad por ella.

El sonido de las bombas resuenan en las lejanías, haciendo temblar la tierra. Estelas de fósforo blanco plagan la selva, arrastrando un aroma ligero a ajo y fusionándose con las nubes. Los mechas terrestres avanzan disparando contra los soldados de a pie. Los aliados y enemigos gritan ordenes, y entre el ruido nadie distingue quien es quien.

Entre los altos arbustos una niña se esconde de panza al suelo. Es joven, no mayor de 15 años. Su cabello azul se asoma por el casco demasiado grande para su cabeza. También lleva un chaleco viejo, varias tallas más grandes de lo que debería. Esta repleta de barro, ceniza y sangre.

Sus superiores no tuvieron mucha confianza en las unidades infantiles, solo les entregaron armas y las enviaron a ver si de casualidad causan una baja o dos. Pero incluso con todo el desprecio que recibe, el reclutamiento forzado resultó para Olimpia una mejora en comparación a la vida en la calle. Comió tres veces al día, pudo bañarse con regularidad, le dieron ropa, y solo debía acostarse con el Coronel de vez en cuando. En la calle tuvo que hacerlo todos los días para poder comer, a veces más de una vez debido a que algunos la engañaban. Al menos el coronel no le pegaba tanto, y a veces le regaló obsequios, como el libro que tiene entre manos.

"¿Qué estas leyendo?" Preguntó su hermano, recostado en una rama, con un brizna de hierba entre los labios y un sombrero escondiendo su expresión.

"Alicia en el país de las maravillas"

"¿Y esta bueno?"

"Ujumm" Asintió. Pasó una pagina antes de preguntar: "¿Sabes que es un dodo?"

"Ni idea"

"Es un pájaro que no puede volar, ovalado y de pico grande. El dodo propone que todos los animales hagan una carrera, donde los participantes corren en cualquier dirección, en la forma que deseen, y sin principio ni final claro... De esa forma todos ganan un premio. Es como la vida"

"¿Ya ganaste tu premio?"

"No creo. Mi carrera aun no termina"

"Como dijo Julio Cesar... Alea iacta est"

"¿Vas a protegerme durante el viaje?"

"¡Claro! ¡Eres mi hermanita querida!"

Olimpia alzó su cuerpo y miró hacia la rama. Bajo el sombrero notó los dientes blancos de una calavera.

Oyó pasos. Otra soldado de la unidad infantil se acercó desde el frente, llena de pánico.

"¡T-Tenemos que movernos! ¡El enemigo se acerca y nos esta destrozando!" La niña nota que Olimpia anda mirando una rama vacía. "¿Qué pasa? ¿V-Vienen por la retaguardia?"

"No, no es nada" Responde la peliazul y muestra una pequeña sonrisa.

Marcha hacia el sonido de las explosiones y los disparos, hacia los gritos de guerra y el fósforo blanco. Fusil en mano listo para disparar. Los mechas sobrevolando. El cuchillo en su cintura rojo por la sangre del coronel. Avanzó sin miedo, porque la suerte está echada y su carrera no tiene un final claro.

Regresó a la cama. Su sonrisa permanece en su rostro sereno. Traga los tentáculos que se desprende, con suma devoción. Extiende una mano y limpia las lagrimas de Hoshi. Está contenta de que su prometida a diferencia de ella, tuviese un recuerdo feliz.

"Te amo" Murmura con el rostro sonrojado. Se inclina y comparte un nuevo beso. Una risa florece entre sus labios y sus ojos vidriosos encaran al gauna. Hook tiene la respiración, la mirada, y el perfume a sexo de una mujer lista y deseosa de ser fornicada.

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