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>Kaspar

Comenzado su breve período de tiempo libre, comenzó a mentalizarse durante toda aquella tarde acerca de lo que había hablado con el enviado. Las palabras sobre "comunicarse con él y entender sus intereses" hacían eco tras eco constantemente en su cabeza, por momentos respondiendo a eso enviando al cuerpo una sensación de seguridad y determinación breve, y en otras ocasiones, con duda y curiosidad desde la introspección y la indagatoria, queriendo saber más sobre él mismo y su conexión y compatibilidad con esta entidad espiritual. Consideraba que, esa manera de responder a esos pensamientos eran preparación mental para lo que venía después, para el momento definitorio y algo en lo que él pensaba como una de las pruebas definitivas a superar como un sacerdote, como uno de los puentes de la humanidad con Dios: contactar de manera directa con el plano espiritual y llegar a un término. A pesar de no ser partidario de las creencias relacionadas al azar y la fortuna, ciertamente hoy se sentía con mucha suerte, dado que junto con los terribles dolores de cabeza que tenía en su proceso, su maldición hoy por hoy no se hizo presente, generándole un molesto cruce de dolores y debilidades, siendo un detalle del que se iba dando cuenta más y más a medida que iban pasando las horas.

Aprovechando su bienestar, pasó un buen rato en la cafetería del hospital haciendo sencilla observación. Fuera de horario, no pudo darse acceso todavía al lujo de comer y probar la comida de hospital, pero aún así, se tomó un momento alejado de todo el resto para agradecer al señor el tener la posibilidad de alimentarse tras caer en un paradero incierto como lo es un hospital y de sencillamente, haber sobrevivido y poder comer una vez más. Al regresar, se vuelve a sentar allí en una mesa individual por su propia cuenta, para volver a respirar otro aire, sentirse en actividad, alejarse un poco de la camilla y tener algo que hacer mientras a falta de su material de estudios teológicos, y su biblia para leer la sacra palabra entre otras cosas, estaba bastante en cero, pero no quería dejar pasar tanto el rato. Ya habiendo tomado asiento nuevamente, decide recurrir al entretenimiento histórico, básico y sencillo de la televisión. Sin procesar mucho ni poniéndole más atención de la debida, observa la noticia de la llegada del portaaviones, la cual se queda viendo un rato como si comenzase a concentrarse en ella, a falta de tener mucho más a lo que darle atención. El ver a tanta gente reunida, ignorando el detalle del portaaviones le parecía realmente normal, pero sin tener realmente mucho tiempo para entender lo que pasaba, la noticia repentinamente cambia, rompiendo un poco con su concentración e incordiándolo un poco. Deja salir un breve suspiro, y al escuchar los pasos de la gente que pasaba, intenta escuchar que hablaban entre sí, por nada más que curiosidad, puesto que en su opinión, muchos tenían perfiles llamativos e interesantes, observando a su lado de reojo, hasta que escucha la voz de la enfermera. Le devuelve una sonrisa fresca y tranquila acompañada de una mirada y vuelve a enfocarse en la televisión, desconociendo completamente el nuevo contenido.

-¿Sabe qué era lo que ocurría recién? -pregunta con los ojos sobre la pantalla, sin mirarla y con un tono de voz algo bajo. Rápidamente, se interrumpe a sí mismo -Ah, sí... me gustaría una santa biblia ¿será posible?

Piensa un segundo en silencio, tras realizar una breve pausa, con un perfil más serio, vuelve a realizarle otra pregunta, mirando aún la televisión, pero dejando que sus ojos la observasen de reojo en una mirada muy adulta

-¿Has atendido aquí a víctimas de entidades...? ¿Han sido acaso... ellos mismos? - preguna viendo la televisión. entre su seriedad, parecía haberse preocupado.

( . . . )

Finalmente, sin darse más días que ese, espero a que la tardía y silenciosa noche llegase, permitiéndole a Kaspar un estado de concentración total que tanto necesitaba. Las palabras de Abrams vuelven a resonar en su cabeza una vez más. El alemán toma una bocanada de aire que suelta poco después en una breve sesión de ejercicios de respiración y toma asiento, sentándose como si estuviese casi poniéndose de rodillas. Cierra sus ojos, e intenta entrar en el mismo estado en el que estaba cuando solía ponerse a rezar, en esa concentración interna tan fuerte. Con su propia mente, intentaba visualizar aquella luz oscura de un lado y aquel claro resplandor del otro, característico de lo que le habían confirmado como una entidad, mientras que ahora, en lugar de tensar su cuerpo, intentaba transmitir fortaleza mentalmente, como también, relajarse, para así parcialmente dar a entender en un mismo cuerpo qué, buscaban los mismos términos. Se tomó diez larguísimos minutos de meditación y preparación, hasta que finalmente tras intentar acomodar tantos pensamientos, internamente, intentó comunicarse con la entidad primero mediante voz. Era una imagen extraña, puesto que por fuera, sólo estaba quieto y meditativo en un estado parsimónico, mientras que por dentro, mil cosas pasaban.

(¿Qué es lo que te trae a este mundo? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás conmigo? ¿Me has elegido? ¿Qué es lo que deseas? ¿Confías en mí, Kasper Lüneburg como dueño de este cuerpo? ¿Por qué?)

Sin darse cuenta, presionaba fuertemente sus manos como si se encontrase orando. Mantener la visualización de ambos colores fue algo que, efectivamente, le costó bastante dominar.

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