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>Caroline
Los dientes filosos del oni atrajeron su atención, afilados y relucientes, perfectos para bisutería.

"Tienes una linda sonrisa, deberías mostrarla más a menudo" Comentó, visualizando collares y pulseras que se pudieron vender a buen precio.

También cuentan las malas lenguas que algunos nigromantes utilizan trozos de cuerpos para fortalecer sus hechizos... Caroline, debido a su actual estado, estuvo más que nunca interesada en dichos temas.

"El dulce empalaga, sir Jeldrich. Hasta el mayor de los placeres puede aburrir con el exceso"

Arqueó una ceja al escuchar los nuevos halagos. No pudo evitar soltar una risa divertida.

"Si continua por ese camino, creo que no tardará en conseguir una damisela que caiga ante sus encantos... Solo recomiendo moderación. A ninguna mujer decente le gustan los lambiscones"

En el caso de Caroline, poco interés honesto tuvo en el amor. Quizás si estuviera viva, se sonrojaría o se enojaría por la galantería del chico. Tras caer de un risco y romperse la cabeza, su corazón resulta más difícil de encantar. La bendición de la muerte embelleció muchas cosas, pero oscureció bastante otras.

Jeldrich se mostró incomodo ante su falta de rumbo. Caroline suspiró.

"El mundo está plagada de hombres muertos caminando. Con pulso, pero resignadoS a la mediocridad"

Los vio desde que era pequeña durante sus paseos en carroza... Mendigos cuyo día a día se centró en conseguir una comida más para continuar la búsqueda de alimento el día siguiente. Soldados llenos de sueño de heroísmo que fueron destrozados con graves lesiones que les impidieron continuar en la guerra. Hijas de campesinos que la observaron desde sus casas deterioradas con esperanza de algún día ser opulentas como Caroline, soñando en ser desposadas por un príncipe, y en realidad terminando preñadas por un mozo de cuadra o un noble lujurioso. Su hermano mayor se volvió adepto a esta ultima practica... Caroline una vez lo pilló en el laberinto de arbustos manoseándose con la hija del alfarero.

Eres la mujer de mi vida.

Te quiero más que nada en el mundo.

Serás mi esposa, te lo prometo.

Palabras vacías, pero eficaces. A la señorita de blanco le fascino el poder de la palabra. Esa fuerza llegó hasta tal punto que, el día que se pronuncie la ultima palabra, será el último día de los seres conscientes.

"Muchos viven sin tener un sueño, sir Jeldrich. O alguna vez lo tuvieron y la misma vida los aplastó... No hay nada que pegue más fuerte y sea más cruel que la vida. La muerte que es repudiada y temida, resulta en realidad la más piadosa... Pues su llegada, en la mayoría de los casos, significa el fin del sufrimiento. En mi caso... Solo estoy centrada en aprender lo más que pueda respecto a la magia"

Le pregunta por qué no usar piel en lugar de cutis.

"Estoy acostumbrada a variar en mi vocabulario. También la frase Tienes una bonita piel, suena como algo que le dices al curtidor. Tienes un bonito cutis es mucho más aceptado en la alta sociedad... Pero ya no pertenezco a ella" Reveló. Mostró una sonrisa y añadió poco después. "Cuando te topes con una linda jovencita, puedes usarla para encantarla con tus dotes lingüísticos. Un hombre curto y fuerte siempre es atractivo. También sospecho que estás a edad de obtener una pareja... Aunque admito mi ignorancia sobre las costumbres de los onis"

Se preguntó si algún día podría volver a ver a su familia Op, puedes crearlos y controlarlos a placer si algún día te apetece reunirlos de nuevo. Fue inútil cuestionarse eso y lo ignoró.

Caroline deslizó sus mangas hacia arriba y mostró una sutura de gran tamaño. Habla de sus grietas cuando se refiere a irregular. Bajó la manga. Asintió ante la proposición del tal vez ir a pasear mañana.

"¿Por qué no deseas que pregunte de ti a mi benefactora? ¿Escondes un oscuro secreto, sir Jeldrich?" Preguntó con una sonrisa juguetona a la par que maliciosa. Se calma cuando vuelve a oír palabras bonitas por parte del oni. En parte hasta le preocupa lo sencillo que es de manipular.

Caroline suelta su adivinanza. Jeldrich desconoce la respuesta. La señorita para aliviar los pesares del chico, explica la naturaleza de su acertijo.

"Hace años mi madre me contó la historia de una ciudad que presuntamente ya no existe, llamada Tebas. El lugar fue atacado por una Esfinge, un monstruoso ser con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave. La criatura empezó a destruir todo a su paso. Cuando el rey de la ciudad cayó en cuenta que no podía derrotarla, se arrodilló y rogó piedad. La Esfinge se mostró cruel pero justa, así que le propuso dos acertijos. Si cualquier ciudadano lo respondía correctamente, el monstruo prometió marcharse para siempre. El que falle sería devorado. El acertijo mas famoso, del que hay muchas variantes es..."

¿Qué ser provisto de voz es de cuatro patas, de dos y de tres?

"El segundo, y el menos conocido, es el que te acabo de contar. La respuesta es el día y la noche. Retomando la historia, muchos murieron a manos de la Esfinge, incluyendo los ciudadanos y la familia del Rey. Cuando solo quedó este ultimo y un niño de tres años, ¡Sucedió un milagro! El niño, con la sabiduría de la inocencia, respondió correctamente las dos adivinanzas"

Como si estuviese conmovida, se limpió una lagrima imaginaria de la parte baja de su ojo.

"La Esfinge, atónita, entró en cólera porque un simple niñito de menos de cinco años respondiera bien sus tretas mentales, y lo aplastó con su pata. Luego se marchó volando, y el rey fue el único sobreviviente. Fin. Aunque hay otras versiones de la historia con finales más felices"

Rió entre dientes, preguntándose si los ciudadanos de Tebas creyeron que una criatura lo bastante maliciosa como para zanjar el destino de una ciudad a base de un juego, era de confiar.

Asintió, dando a entender que comprendió la explicación sobre la naturaleza de los paladines, fueron como espadachines mágicos.

"Tranquilo, sir Jeldrich. Sé que no me harías daños de a primeras. Por eso me tomé la libertad de bromear contigo. Empecemos el entrenamiento ahora... Ya me estoy impacientando y es de mala educación hacer esperar a una dama"

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