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>>239888
>Planta inferior de la mansión, específicamente el segundo piso, una de las criaturas quien fue criada por la antigua señora de la mansión es engullida por las paredes. En su cuerpo la marca de una maldición que funciona como las reglas del mundo para los vampiros, XI es el número al que la criatura ascendía. Las otras que allí se encuentran no se percatarían de la desaparición súbita, ellas con conciencia limitada solo se permitirían recibir ciertas ordenes. Su existencia solo se justificaba en la diversión del antiguo residente, ahora podría carecer de sentido. En el vestíbulo principal, después de realizada aquella labor que significaría la eliminación de una amenaza para las criaturas que tomaron la mansión como su hogar, el no humano estaría fumando un cigarrillo mientras realiza una llamada telefónica. La voz de un anciano se escucha del otro lado, un humano con el que guarda una relación similar, la operación se realiza mientras observa aquella criatura extraña que daba vueltas en la alfombra.
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>El alcantarillado como máxima capacidad de criaturas albergadas en su zona más cercana al vacío eterno de la ciudad, criaturas procedentes de la otra dimensión sin un hogar definido, eran diariamente procesadas por los organismos autoritarios de control en la ciudad. La mayoría de estas criaturas sin una verdadera razón de cruzar a la ciudad exceptuando un deseo destructivo cuyo concepto es imposible de entender debido a la dimensión de la que ahora son parte, tienen una tendencia a ocultarse entre ambas dimensiones, el alcantarillado funciona como vía principal a estos seres que no desean ser detectados. Criaturas del Más Allá que habitan en estas zonas junto con los agentes que procesarían su entrada a la ciudad, todos los presentes fueron devorados hasta la saciedad en un flujo de destrucción masiva, exceptuando los animales pequeños quienes fueron sus ejecutores. Un pequeño cumulo de ratas se alzaba sobre los huesos, partes duras que las ratas transformadas tardarían tiempo en destrozar. La corriente de roedores avanzó con dirección a un punto especifico casi fuera de la ciudad.
"Nudo de divergencia 23"
>Avanzado en el trayecto hacia la mansión tomando como vehículo la estructura roedora, la criatura que viste la corona es capaz de percatarse acerca de la disminución de la cantidad de animales, el suelo se observa oscuro y putrefacto el sonido del salpicar de la sustancia es cada vez mayor. Una fuga de agua en la inmensa masa de la superficie ocasionó que varios de las unidades vivas de movimiento se ahogaran, principalmente las de abajo. Por un agujero en la calle, cercano a la mansión, amenaza por salir un flujo continuo de animales.
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>Una suave y dulce melodía invade los órganos sensitivos al sonido de todos los presentes. El deslizar de un arco sobre las cuerdas es aparentemente el principal responsable de la música que allí se escucha. Un instrumento un tanto pequeño es manejado hábilmente, las manos de la humana se mueven con todas las notas que son reproducidas, como si estuviese en completa coordinación, a pesar de todo el acto no sería perfecto a vista de un profesional, pero ello era poco detalle a la tercera e intrusa criatura que lograba percatarse de las ondas de sonido con intención de expandirse por todo el lugar. El instrumento parece ser un trozo de madera con una forma especial la cual permite el sonido, rastros de desgaste señalan la no novedad en el objeto, signos de ser usado durante un tiempo considerable probablemente por el individuo que produce el sonido indirectamente. Con notable concentración, pero que al exterior se muestra como un rostro apacible, ella toca el instrumento, el objeto musical, un violín. Movimientos que probablemente fueron practicados durante algunos años, aquella practica originaría la destreza.
(-) Es todo.
>La persona que originó el sonido es una humana, quien acepta la denominación de Samantha Pearce, aparentemente una antigua estudiante en aquella escuela, ella habría regresado a la institución con el objetivo de realizar una clase la cual se prolongo hasta una demostración en la tarde tardía. Un favor a pedido de la misma directora en la escuela para señoritas, tendría que aceptar por obligación moral aunque su prioridad en este momento es encontrar otro trabajo estable además del que ya posee. En su interior habita una creciente y oculta preocupación, hallar una cura para la condición de un familiar, era bastante posible que la encontrase en este lugar como la ciudad de oportunidades y milagros, centro del colapso que reformó el mundo actual. Sin embargo esta preocupación se difumina al momento de tocar la melodía y escuchar a la niña quien la esperaba.
(-) ¡Muchas gracias, señorita! ¡es precioso en verdad!
>Las únicas ovaciones que logra escuchar son las de una niña, individuo femenino que cursaba uno de los primeros años en la escuela, quien acepta el nombre de Melissa Garner se acercaría después de escuchar. Sus padres la enviarían allí por una razón, a suavizar su personalidad, como una extrema optimista de forma animosa observa a la segunda con ojos brillantes.

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