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Anónimo {{'2021-04-21T04:11:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 71209

La noche de hoy ando inspirado, así que escribiré la historia completa al carajo.
Su nombre era Myriam, aun lo recuerdo pese a haber pasado 3 años desde aquel acontecimiento en mis ya extintos días de preparatoria.
Ojeras prominentes, piel morena, delgada, introvertida y unos inconfundibles lentes de botella, entraba en la clasificación de chica otaku o geek (por mas grima que me pueda dar el juntar dichos sinónimos en una sola oración).
Por su lado yo, con toda la vergüenza que ello podría el suscitar en mí, era el comunista de mi clase. El manifiesto comunista se rebelaba ante mi como la gran revelación dispuesta a transformar el mundo. Siempre discutiendo en tertulias políticas e ideológicas con mis profesores y compañeros, para ellos siempre fui un inadaptado de mierda.
No quiero alargar esto de más, pero una cosa llevo a la otra, y termine expulsado de la preparatoria. Bajas calificaciones y a ello súmale una pequeña bromita de mal gusto, enojado e iracundo por algo que ahora ni siquiera recuerdo les envió a mis compañeros en el grupo de messenger una imagen descargada por Google imágenes de un arma de fuego m16 acompañada de una amenaza de tiroteo escolar, tuve que rendir cuentas. Y bueno, el autista tuvo lo que se merece.
3 añitos después vuelvo a contactar con algunos de mis viejos compañeros, una de ellas me dice que Myriam, esa calladita y rarita del salón se había suicidado. Inseguridad, pánico social y algunas cuantos somníferos de más, no quiero explayarme de más en este punto, quedan claras las razones. Y a ese punto de la partida fue que me enteré de que ella llego a querer algo conmigo. Se había interesado en mi gracias a la mediocre literatura que llegue a escribir y publicado dentro de mis redes sociales y cuenta de wattpad (joder, me cuesta escribir esto), verborrea pseudo-revolucionaria y relatos cortos que a día de hoy odio con todas mis entrañas.
Ella había intentado el acercarse e insinuarse a mí, pese a haber tenido alguna que otra charla con ella, yo por mi parte estaba más ocupado en defender las fallidas ideas de un montón de hombres que hace ya casi 2 siglos yacen 3 metros bajo tierra. Me sentí terriblemente mal, como si el aire alrededor mío me abandonase, esa mansurronearía ideológica fue como un cáncer dentro de mi mente. Es en una de esas instancias en las cuales ves como alguien se está ahogando en un rió y tu simplemente te haces la vista gorda. Hoy me encuentro solo y sin hombro alguno en cual recargar mi cabeza.
Me di cuenta de algo, fui el rey de los estúpidos.

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