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Anónimo {{'2021-07-29T05:28:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 230033

>>229893
>¿por qué motivo luchar por una identidad que ha de llegar a su fin? y sobre todo, ¿por qué no luchar por la civilización que me ofrezca mayores beneficios en el presente a.k.a Países del Primer Mundo?
>Los países de primer mundo caerán al igual que este chiquero, siguiendo los "ciclos naturales de las civilizaciones". Pero habría sido un idiota por pelear por menos beneficios.
Son las "nuevas ciudadanías libres" que viven en las discusiones estériles de la economía como destino (enriquecer o distribuir) y del freudismo que convirtió la represión en un transtorno neurótico (el activismo, la libertad y el progreso como valores supremos, la misma ética protestante-freudiana del determinismo y el economicismo), no hay cantidad y tampoco calidad espíritual, el "nuevo hombre" que promueven las corporaciones es un ser artificial y sin virilidad, igual de dañino que el hombre colmena de todo colectivismo en general. Este "nuevo hombre" transhumanista e individualista tiene perrijos o "educan" a un hijo único con la noción de que debe ser un cosmopolita, estudiar en el extranjero (sino radicarse), competir laboralmente, "divertirse" con cosas que en el fondo no quiere hacer pero que acepta para "encontrarse", mentalidad de que debe independizarse de los padres, cambiar de hogar.. se perdieron todas las raíces, la idea de familia que tienen es un asco y no motiva a nada ni a nadie, es peor que la familia burguesa industrial urbanita de la que viene (que convirtió a la mujer en obrera y al hombre en niñera) y que aniquiló al hombre nómada y feudal que era autosuficiente en su control natal (haciendo la guerra, labrando la tierra o en quietismo monastico y solitariedad, no mimando mujeres e hijos). Los quietistas siempre tuvieron al final la razón: librepensar y ambicionar es pecar, es mejor comer callado y dejar quieto lo que está quieto para encontrar una vida sencilla, como decían esos pueblerinos temerosos del campo, Dios proveerá dejando las cosas quietas y a su mano, nosotros solos tenemos que hacer el mantenimiento, ser mayordomos de la creación y comer callados, haciendo una vida sencilla porque no hay afanes para morirse. La verdadera riqueza estriba no en poseer más, sino en necesitar menos, más bien desear el decrecimiento económico del país, hay que producir mucho menos, trabajar menos y dedicarse más a pensar y a contemplar. Tal como decía Dostoievsky para que el mundo progrese se precisan muchos más monjes y menos ingenieros.

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