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Anónimo {{'2021-10-25T22:00:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 236182

KEK
Copio y pego una historia que leí hace poco en un foro. Para entrar en contexto va de una tía a la que un colgado del yoga le contacta por el facebook y le quiere hacer entrar en una secta:
Me mandaba vídeos durante años, conspiranoicos, y después de varios años le conteste. A partir de ahí empezó a acercarse a mí hasta que empezamos a hablar por messenger. El tío cada vez me contactaba más y yo que era una cría, aunque me parecía un poco pelma, pues tampoco le cortaba.
Un buen día me propuso eso, que quería ser maestro yogui y que si le hacía el favor de hacer meditaciones con el. Al cabo de un mes o así, empecé a tener experiencias paranormales. Imagino que las atraía yo con las meditaciones.
Una noche, en la cama, empecé a sentir una especie de fuerza eléctrica recorriéndome todo el cuerpo. Era muy placentero, y en un momento dado comencé a sentir una penetracion. Ahí me levante de la cama muy asustada y la cosa termino, pero estuve meses sin poder estar sola en casa y tapándome mis partes en todo momento, con mucho miedo de que aquello volviera a presentarse.
Otro día, cuando llegaba a mi casa una tarde de verano, que hacía mucho calor, se acercó a mi un señor muy mayor y me preguntó por un número de bloque de la misma calle en la que yo vivía. Como no sabía el número de mi bloque, porque acababa de llegar me acerqué a la verja y les pregunté a los que estaban dentro cuál era el número de ese bloque. Me preguntaron para que quería saberlo y les hice un gesto con la mano apuntando al señor, y les dije que ese señor estaba preguntando por no se que número. Me miraron como si estuviese loca, como si no hubiese nadie allí. Me volví a mirar donde le había dejado cuando me acerqué a la verja , y el tipo estaba detrás de mi, no donde yo le había dejado 2 segundos antes, de manera que no le había dado tiempo de moverse hasta ahí. Muy raro, pero yo no le di más importancia.
Total, que me dio pena y me fui con él andando a dar la vuelta a la manzana buscando el número de bloque, pero se le veía muy agotado, así que nos paramos a los pocos metros delante de una peluquería y le ofrecí mi botella de agua. Ante mi estupor, en lugar de beber se la echo por encima. En el mismo momento, cruzamos la mirada una peluquera del interior y yo. Total, el señor estaba tan cansado que le dije que se quedase sentado en un banco allí mismo, y me fui yo sola a buscar el bloque. Cuando volví a los 15 o 20 minutos el señor ya no estaba. Entre a la peluquería y pregunte si habían visto por donde se había ido, ya que le había dejado con muy mala pinta y estaba preocupada. La peluquera me contestó lo siguiente: no he visto a nadie contigo, solo te he visto a ti tirando agua.
Total, que ya preocupada me fui a buscar al señor, y cuando desistí decidí sentrñarme en una sombra y fumarme un cigarrillo antes de subir a casa. Cuando me estaba acercando al lugar elegido vi de lejos al señor, sentado en otro banco. Me miro, y le sonreí de lejos, como diciéndole, ya te vale por irte. En ese momento, mientras nos mirábamos, el muy serio, cambio completamente ante mis ojos, pero de manera totalmente imperceptiblea mi vista. Una cosa rarísima. Y de repente ya no era el, era otro señor, muy bien vestido, completamente distinto. Deje de sonreírle, se levanto, y se fue andando. A los pocos días, muy convenientemente, el Jota ese, me pregunto si me había pasado algo raro últimamente. Yo ya estaba como las maracas de machin, y me dijo que eran demonios que me estaban atacando, y era urgente iniciarme como yogui. Me dio una dirección donde LCC podría ayudarme. Recuerdo la calle porque tenía un simbolismo muy especial: calle gobernador, 6. En Madrid.
Me dijeron que tenían que darme un nuevo nombre de yogui. Imagino que mel plan era asignarme un demonio o lo que sean esas mierdas que se manifestaban ante mi, si no eran ambas lo mismo.
Por suerte para mi ese día era festivo y estaba cerrado. Esa tarde, desesperada, le conté todo a mi hermano. Bendita familia. Ahí hablamos los dos y decidí no volver a contactar con esas personas. Y felizmente las cosas volvieron a la normalidad desde ese mismo día.
Y esta es la historia. Pasaron muchos años en los que simplemente pensar en aquello me daba miedo, por si lo invocaba sin quererlo.
Con el tiempo ya está superado, pero hasta hace pocos años no podía quedarme sola en casa por las noches, o en un hotel por trabajo. Lo pasaba realmente mal.
Ya con perspectiva me alegro de lo que paso, u de la suerte que tuve de no caer en aquello, porque fue una experiencia muy potente de donde no debo meterme.

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