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>Señorío cardinal
29 de Diciembre del año 2579. Un mecha de largas proporciones desciende desde las nubes, apuntando hacia las islas del Coco. Es el Red Dragon, en su interior viajan los representantes de las distintas familias: Gimleh, Saga, Nixx, y Bermellón. Luccas contacta primero para que le permitan aterrizar, y también pide la autorización para que los pilotos del Red Dragón cerquen la isla. Aunque el lugar del encuentro no fue divulgado, prefieren prevenir que curar debido a la existencia del Colony Laser.

"Es un jardín exuberante y bonito... Menos que los míos, pero no está nada mal" Alphonse toma unas de las flores del lugar, la arranca e inhala su aroma. Él, y el resto de nobles, se encuentran de camino al edificio blanco donde se celebrará la reunión. "Me agrada esta isla, ¿la andarán vendiendo? Luce bastante privada. Nunca hay suficiente sitios donde ir de vacaciones sin plebeyos que anden molestando" Desecha la flor en el jardín.

"Pero Lord Alphonse, los plebeyos son los engranajes de todo país, eh, ¿está bien despreciarlos de ese modo? Es que se esfuerzan tanto, y me da penita tratarlos mal" Aclara Theo, mirando al pelirosa como el quien observa una estrella inalcanzable, deseoso de la sabiduría que el líder le pueda compartir.

"Son importantes, lo sé. ¿Pero por qué voy a dejarme llevar por hipocresías? Si rechazo algo o me desagrada, lo digo. Me llena de rabia cuando quiero relajarme en soledad y viene más de uno a alabarme sin pedirlo. No estoy nada en contra de los halagos a mi persona, hasta los insto y lo considero absolutamente necesario... Pero hay que aprender a leer el ambiente y trazar una linea"

"Siempre hay un momento y lugar, ¿no es así?" Esta vez la que habla es la hermana mayor de Theodore, Isabella La Nixx. "De lo contrario sería como probar en exceso tu postre favorito. Quedarías empalagado por las palabras dulces"

"¡Exactamente, hermosa prima! Ademas, disfrutar la soledad es la prueba máxima de amor propio. Si eres incapaz de soportarte y necesitas de otros para sentirte pleno, entonces eres un ser humano invalido y necesitado de muletas" Su mirada viaja más allá de sus guardias reales y encara a otros nobles de alto estatus. "Lord Pallazo, Lord Ooba, ¿disfrutaron de confesar y embelesarse por el pasado? Los brigadista deben andar esperando"

Alphonse sabe que esos dos se conocen de mucho antes, así que tienen una mayor interacción que con él. En lo personal desconfía de Ooba, pero esto se debe que el pelirosa le agradaba Hydom, y el almirante nunca tuvo en buen estima con su hermano rechoncho.

Pero poco importa eso a estas alturas, manejan el señorío y tienen que trabajar en conjunto. Thedoroe e Isabella saludan con el debido respeto a los dos señores, luego dieron espacio para que los lideres puedan charlar en privacidad.

"Ooba y yo comparábamos nuestras exigencias para la paz. Ambos miramos al espacio, pero también buscamos representar nuestro poderío en este planeta" Dice el cabecilla Saga. Cerca de él se encuentran dos jóvenes hiperactivas y de apariencia extraña, sus guardias personales.

"Es la primera vez en año que vuelvo a estar en la mesa de la geo-política mundial, es... Refrescante" Habla Ooba, con una sonrisa y su tono muy profundo. A pesar de lo que dice, luce muy cómodo en la situación, como un cocodrilo en un pantano. "Tengo que dar mis felicitaciones y respetos a las Brigadas, por haber empujado a Zeon hasta sus momentos finales. Fue una labor realmente impresionante de principio a fin, muy divertida"

"No fue solo cuestión de merito, como todo en la historia hubo muchísimas implicaciones, en la que se incluye un Principado debilitado por la comodidad... Nadie esperaba que un enemigo a la par que la Federación surgiera" Comenta Pallazo.

"¿Y que hay de los cruzados? ¿Qué pasó con ellos?" Pregunta Ooba.

"A nadie le importan los cruzados"

"Hehe, es verdad" Alphonse asiente muy de acuerdo. Siente desprecio a los revolucionarios y los considera unos falsos que chillan en nombre de la libertad de los pueblos, y les llaman tiranos, pero aplican lo mismo métodos solo que de forma menos eficiente. "Deberíamos colaborar para erradicarlos plenamente... Oh, otra cosa, mis lores compañeros, ¿consideraron la idea de discutir posibles matrimonios?"

Gimleh y Saga comparten miradas. Vuelve la vista a Alphonse, guardando silencio. El Nixx lo interpreta como un no.

"Será que estoy en esa etapa de la vida donde finalmente quiero sentar cabeza, ¡hahaha!"

"¿Interesado en alguien en particular?" Pregunta Palazzo.

"Hay una que otra, me mantuve investigando y debo decir que la vista es prometedora... El dilema está en encontrar una mujer lo bastante capaz para ser mi pareja. Por el tema de los genes y todo eso. Quiero que mi descendencia supere mis hazañas. También una esposa que no me ame, pero no tenga más alternativa que resignarse y estar conmigo"

La última frase hizo que el líder Saga arqueara una ceja. En nuevo Lord Gimleh por otro lado suelta una risa.

"Hohoho, ¿y a qué vienen esos entretenidos deseos?"

"Muy simple, mi lord. Me quiero demasiado, y estoy rodeado de súbditos que me idolatran y admiran. Debido a eso, un sincero desprecio es algo que adoro, más si lo poseo solo para mí. Debo decir que hay encanto y una pasión singular en compartir la cama con alguien que no te desea, rechaza tu placer, pero no puede evitarlo y de todas formas sucumbe"

"Entonces debe ser partidario a la violación" Deja caer el Gimleh esbozando, una sonrisa cada vez más amplia. "Esa actitud poco coincide con su esplendido exterior"

Alphonse se encoge de hombros, y luego lleva la vista hacia el cielo, recordando sus encuentros durante la campaña.

"Podría decir que no, pero como somos compañeros, la falsedad poco lugar tiene entre nosotros. Hubo desde pelirrojas, rubias, morenas, albinas, algunas cruzadas también, tengo un especial recuerdo de una asiática que tomé en mitad de una batalla... Fue hace varios años ya, la chica era hermosa, pero chillaba y peleaba mucho, arañaba tanto que hubiese preferido no intentarlo en absoluto. Pero ya estaba en la faena, así que... ¿Sabe esos látigos para caballos? Siempre traigo uno conmigo, por si hace falta enseñarle su lugar a un plebeyo. Lo usé, y mucho, tanto que parecía un tigre, ¡una hermosa tigresa de franjas rojas! Después llegamos a estar tan de acuerdo como si hubiese sido criada en una casa de putas. Aun así sus ojos seguían desafiantes... Haaaa~, podría jurar que me enamoré de ella"

"¡Hahahahahaha!" Ooba aplaude repetidas veces, fascinado por la historia. Luego se limpia una lagrima solitaria del ojo. "¡Es sin duda un hombre de gustos refinados, lord Alphonse! Muy cruel, muy divertido"

"Que va, estoy lleno de misericordia, lo que describí es solo mi faceta más cuestionable... Todos tienen demonios internos. Saber eso me ayuda a no subestimar a nadie, y desconfiar de aquellos que aseguran abanderar la pureza"

Luccas llegó hace rato. Escuchó la última parte de la conversación, y se queda mirando al pelirosado con un ceño de reproche.

"Podrían estar escuchándolo, ¿qué pensarían de nosotros?" Dice.

"Pueden pensar que somos el diablo encarnado. ¿Y qué? Estamos aquí para discutir la paz, no para sacarnos el carnet de sacerdote"

Luccas suspira y se aprieta el puente de la nariz. Luego asiente, sabiendo que debe enfocarse en el objetivo de la reunión.

Las victimas de las guerras divinas pasaran como manchas en la historia, mientras que seguramente todos ellos terminen alabados como héroes y diplomáticos de virtud.

Es lo que tiene cuando un conflicto se extiende tanto y daña mucho, todo queda distorsionado, borroso, retorcido, y lo mejor que uno puede hacer es pasar pagina. Tratar de enderezarlo es una tarea imposible.

Los nobles entran al lugar. Los medios de comunicación están listo para compartir el resultado del tratado, si es que termina sucediendo uno.

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