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Anónimo {{'2020-05-07T23:29:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 370387

>>370382
Las cosas apenas comenzaban a complicarse, aunque en el extranjero se ponía un poco feo, aquella mañana recibiste una llamada de parte de sus padres, aquel viaje para el entierro de un familiar muerto por aquella enfermedad de moda, era un encargo simple, cuidar de la casa junto a la niña, no había problema, se te pagaría, cualquier necesidad seria la cubrirían a cambio de que vivieras ahí hasta que pudiesen abriesen las fronteras para que pudiesen regresar, no sonaba mal, ademas, salir de casa para ir a vivir con Hana era mas que tentador, así fue como te mudaste.
...
Hana era una niña tranquila, se la pasaba en sus propios asuntos leyendo y jugando con el móvil, aunque eras cercano a la familia siempre fue un poco difícil relacionarse con ella, apenas y le conocías una amiga y tu, querías ser mas cercano a ella, claro que, habías razones, no puedes encerrar a un hombre junto a una niña tan linda demasiado tiempo.
Sabiendo sobre su gusto por los dulces comenzaste a llegar a ella por medio de su estomago, ya que todo gasto era cubierto no tenias problema con comprar postres caros, no la limitabas, podía comer lo que quería y eso la hizo abrirse poco a poco a ti, aunque los temas recurrentes eran sobre dulces, que te hablara ya hacia mas fácil las cosas, le comentaste sobre una sorpresa, aun había un postre mas, sus ojos brillaron y te mostró una sonrisa casi babeando - ¿Que clase de postre? - Se limpio la boca con el antebrazo, le contaste sobre un caramelo, grande y muy delicioso, de inmediato lo pidió, le entregaste una bufanda, te miro confundida, debía vendarse los ojos para poder tener el caramelo, su adicción al azúcar pudo mas y se los vendo con toda confianza. Es fácil engañar a una niña, a esa edad cualquiera lo hubiese hecho, sonreíste sabiendo que habías ganado.
Tomaste el sobre de glaseado que trajeron los cupckaes, desabrochaste tu pantalón y dejaste caer el glaseado sobre tu pene, le avisaste que no debía quitarse la venda ni morder, estuvo de acuerdo, tomaste su mentón para levantar su cabeza, la niña abrió la boca lo mas grande que pudo, poco a poco fuiste metiendo el glande a su boca, sintiendo su aliento y como su pequeña lengua saboreaba - Jabe a... freja - (Sabe a... Fresa) dijo con tu pene en su boca, la dejaste limpiar todo el glaseado, al pensar que realmente tu glande era un caramelo lo lamia y chupaba con fuerza y por eso pronto se quedo sin el sabor dulce, lo saco de su boca - Ahora sabe salado ¿Que es? - Miraste tu pene cubierto con su baba, nuevamente te pusiste glaseado y lo metiste a su boca, sentías sus pequeños dientes probando la textura, eso solo te animaba mas, pusiste tu mano derecha sobre su cabeza y comenzaste a empujar mas profundo, no decía nada, se concentraba en saborear, tampoco querías forzar demasiado para que perdiera el animo.
No podías esperar mas, tomaste la venda y la quitaste... Hana continuo chupando, levanto los ojos y te vio, no tenia ni idea de lo que estaba haciendo, sus ojos brillaban disfrutando de su golosina, no desaprovechaste, tomaste tu pene y comenzaste a masturbarte disfrutando de la saliva de la niña bañando tu pene, lo sacaste y pudiste ver como se inclinaba para seguir chupando, se lo negaste, era suficiente, demasiados dulces para ella por un día, pudiste ver como se decepcionaba, pedía un poco mas, solo un poquito mas, rogaba por seguir chupando su dulce. Te hiciste el preocupado, seguramente sus padres la señora Haruka se enojaría contigo si supiera que le diste tantos dulces a su hija, Hana prometió no decir nada, a cambio, pediste algo mas, tenia que quitarse los zapatos y dejar que le hicieras cosquillas en los pies, si podía aguantar un minuto completo le permitirías chupar el dulce todo el día, por su expresión podías ver que lo notaba como un reto difícil pero asintió decidida y acepto.

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