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>Nizou
"Lo que siempre ocurre con las relaciones en la guerra... Un idiota mata a alguna de las partes y todo se desmorona. Los soldados, al menos los realistas, son conscientes que fallecer en batalla es una alta posibilidad. Ella lo sabía. Por eso, aunque te recomiendo amoríos en la guerra, esto van acompañado de otro consejo mío, de tu tío favorito porque sé que el resto son unos estirados... No te encariñes mucho con nadie, así la sorpresa siempre es menos mala"

Acepta el vaso de té, pero no lo bebe. En vez reflexiona sobre el tema que acaba de soltar. Si él hubiera muertos, ¿ella lo habría superado y seguido adelante? Esa suena como el mejor escenario. Pero generalmente no ocurre el mejor escenario. Cuando alguien pierde a un ser querido de manera violenta, dependiendo de su personalidad podría tomarlo increíblemente mal, al punto de convertirse en una persona retorcida.

Termina de beber y comer. Deja que su sobrino haga los quehaceres. No hace nada, simplemente se queda ahí sentado en el mueble con la mano en la empuñadura de su Benizakura.

"Mmmm... Deja las ventanas abiertas, así entra el frescor..."

Poco tiene que ver con la mujer sintética, así que no dice nada cuando Allen se marcha a ver si despertó.

Minutos pasan...

Nizou ladea la cabeza hacia la ventana cerrada. Desenfunda la Benizakura y apunta, el filo se extiende en segundos y llega al edificio continuo, justo donde el par de presencias.

La espada se repliega, llevando un poco de sangre espesa consigo, que es absorbida aunque un par de gotas terminan en el suelo. Las presencias enemigas desaparecen del apartamento de la calle contraria. Nizou no sabe qué ocurrió con las personas que vivían en ese lugar, pero da por hecho que nada bueno.

Se levanta y cierra la ventana. Enfunda su espada. Regresa al sofá y se acuesta como si nada hubiera pasado, dispuesto a dormir. Todo es seguro por ahora.

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