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Anónimo {{'2019-08-11T11:31:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 6648627

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Mierda anon, al menos te detuviste antes de que alguna femiloca te descubriera.

Yo tengo una historia parecida.

En mi facultad hay una pelirroja de pelo rizado. En realidad es pelirroja teñida. No tiene ojos claros ni pecas. Solo le acredito su piel muy blanca. Tampoco esta buena, yo diría que normal. Su figura también es promedio, no es gorda ni 1% pero tampoco delgada.

La primera vez que la ví fue en el transporte publico. Camino a la universidad, en mi primer día. Es una anona normal, viste ropas que ocultan su figura normalucha como buzos y poleras sueltas. Pero por alguna razón su pelo me llamó mucho la atención. No podía dejar de observarla.

La seguí todo el camino desde que nos bajamos todos del autobús hasta la sala de clases. Nisiquiera me di cuenta que había entrado. Decidí sentarme ya que habría sido muy raro quedarme en la puerta así nada mas y retirarme. Olvidé aclarar que la sala estaba compuesta de un 80% mujeres y 20% hombres, y la universidad está plagada de femilocas por lo que procuro evitar cualquier situación.

Revisé el horario en mi celular y afortunadamente estaba en la clase correcta. Sentí como cada musculo de mi cara de forma involuntaria se acomodaba para dibujarme una sonrisa muy macabra al pensar en la suerte que tuve de caer en la misma clase de la anona.

Pasaron los días y resultó que compartía cada clase con ella. También tomaba la misma linea de autobús que yo ida y vuelta, y a la hora de ida (6 am) apenas habían cuatro o cinco personas mas que nosotros dos. Aprovechaba de observarla cada vez que podía. Me obsesionaba ese estupido pelo y sus rizos. Ella solo hablaba con las demás anonas de la clase y jamás la vi entablar conversación con un hombre, por lo que inocentemente creí que yo tenía oportunidad. Apagué el modo chanero y comencé a ducharme todos los días a las 5 AM. Me volví muy consciente de los malos olores, partiendo por mi sudor como el de mis calcetas despues de un par de horas, finalizando hasta el olor de mis manos y el olor de mi mochila. Me volví un autentico demente de la higiene.

Ahora que estaba más presentable intenté establecer contacto con la humanoide en el autobus. Ella estaba parada. Pensé en saludarla y mencionarle que estabamos en la misma clase, así que caminé hacia ella lentamente y anunciando mi presencia midiendo el ruido de mis pasos sutilmente para que notara mi acercamiento, y así no asustarla cuando abra mi boca. Pensandolo bien, mi caminata debió dar la impresión de un borracho llegando a casa a las 4 AM tratando de no despertar a su señora. Tampoco ayudó mucho el hecho de que ella me estuviera mirando desde que inicié el acto.

Me tragué las ganas de suicidarme ahí mismo y me senté en el asiento más cercano. Para ello tuve que dar una vuelta en U. Estaba mas que claro que planeaba ir hacia ella y que me arrepentí en el ultimo momento. Por un espejo podía ver que ella había sacado su celular y que estaba chateando con alguien. "¿Será su novio, o le está contando a otra anona sobre mí?" Nunca podria haber estado mas equivocado.

Llegando a la universidad, se abren las puertas del autobús y me bajo primero rapidamente. Una anona estaba literalmente al frente de la puerta y casi tropiezo con ella. Resulta ser una de sus amigas. Le pido disculpas y ella con mucha prisa me dijo "no te preocupes". Me surgió curiosidad sobre a donde iba tan rapido y me quede un poco más de tiempo en el paradero. Están las dos susurrando entre ellas.

Me cagué entero y me fui a mi sala de clases. Rapidamente me quité mi chaqueta y afortunadamente llevaba unos shorts debajo de mis pantalones, pues planeaba ir al gimnasio después de clases así que me quité los pantalones y guarde todo dentro de mi mochila. Como me senté atrás nadie se dio cuenta en absoluto. Parecía el escape maestro para el crimen perfecto.

Ya era hora de iniciar las clases y no había ningún profesor. Pasaron 20 o 25 minutos hasta que finalmente se presentó uno. Detrás de el se encontraban ambas. Al parecer literalmente estuvieron revisando sala por sala en toda la facultad en busca de un sujeto con cierta vestimenta. No podía estar mas cagado encima en ese momento. Me caía la gota pensando en si la anona me reconocería. Nos observan a todos uno por uno, y se retiran para buscar en la siguiente sala.

Aprovechando la conmoción generada entre todos los presentes abro mi mochila y ahogo mi risa descontrolada en la ropa que ellos con tanta desesperación buscaban que alguien la tuviera puesta.

Acabó en que tuvo que dar explicaciones frente a los directores y los jefes de carrera por haber interrumpido todas las clases y haber generado terror porque en sus palabras un hombre la trató de violar en el autobús y se ocultó dentro de la facultad. Se salvó de ser suspendida u algo porque la anona era miembro de uno de varios grupos de femilocas que acechan la facultad. Seguramente a la pobre anona le lavaron el cerebro con el discurso de que todos los hombres son violadores y su paranoia estalló con mi sútil y caballeroso acercamiento chonero.

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